X sólo tenía un amigo, al que llamaremos Y. Al igual que X, sólo conocemos su historia, y que era un chico. Y su historia va ligada a la de X.
Y era todo lo contrario que X, y exactamente igual que X al mismo tiempo. Era un tipo alegre, al igual que X, pero más extrovertido. Él no había sufrido bullying, ni tampoco odiaba a nadie. Pero entendía a su amigo.
Y desconocía los planes de X, y tampoco sabía que era el primer objetivo de dichos planes.
X se levantó muy feliz aquel día. Llevaba meses esperándolo. Por fin había llegado el día en el que se vengaría por todo lo que había sufrido estos años.
X guardó un subfusil automático que robó en la tienda en la que trabajaba su padre en la mochila, con seis cargadores, y un cuchillo de cocina. Ese día salió de casa con su más resplandeciente sonrisa. Nunca había tenido tantas ganas de ir al instituto.
Como todos los días, esperó a Y en la puerta del instituto. Todo parecía normal. Parecía.
X agarró a Y del brazo y le metió en los baños que había justo al lado de la entrada. Sacó el cuchillo de cocina, y empezó a apuñalar a Y.
—¡Gilipollas, asqueroso, subnormal! —gritaba X mientras apuñalaba por todo el cuerpo a Y—¿Te crees que no sabía nada?¿Te crees que no tenía ni puta idea de que, a mis espaldas, también me tratabas como si fuera una mierda?¿Que no sabía que les contabas todo lo que yo te contaba, para que así tuvieran algo con lo que humillarme?
Y no era capaz de responder. Intentaba pedir ayuda, pero no lo logró. Finalmente, tras más de veinte puñaladas, Y murió desangrado.
X sacó el subfusil de la mochila, se guardó los cargadores, y quitó el seguro. La masacre apenas acababa de comenzar.
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Psycho
Short StoryDicen que las apariencias engañan. Y es cierto. Este es el caso de X. No sabemos si es chico o chica, su nombre, su edad, dónde vive... sólo su historia. X era alegre, enérgico (o enérgica), siempre llevaba una sonrisa en los labios. Pero eso era si...