X sacó una máscara de su mochila, y se la puso para evitar que le reconocieran. Salió del baño con el arma en sus manos, y empezó a disparar. Los pasillos se volvieron presa del pánico. La gente gritaba y corría intentando salvar sus vidas. Todo era un caos total. Y a X le gustaba eso.
Cuando la policía llegó, X se quitó la máscara, tiró el arma y salió corriendo junto con sus compañeros supervivientes, haciéndose pasar por un alumno que había quedado rezagado. Mientras la policía revisaba la escena, X se dirigió felizmente a casa. Por fin lo había hecho. En ese momento, X se sentía la persona más feliz del planeta. Se sentía saciado, liberado de aquella carga que había llevado encima tantos años.
Cuando llegó a casa, su madre se sorprendió. No era normal que llegara tan temprano.
—Hijo, ¿Por qué has vuelto tan temprano?
—Ha habido un tiroteo en clase, muchos alumnos han muerto —respondió X con calma—.
—Oh, Dios mío—exclamó su madre, con un notorio pánico—, ¿Y cómo es que estás tan tranquilo?
X se giró hacia su madre, y puso una sonrisa muy tétrica y mórbida, la más perturbadora que supo poner.
—Porque... los he matado yo.
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Psycho
Short StoryDicen que las apariencias engañan. Y es cierto. Este es el caso de X. No sabemos si es chico o chica, su nombre, su edad, dónde vive... sólo su historia. X era alegre, enérgico (o enérgica), siempre llevaba una sonrisa en los labios. Pero eso era si...