Capítulo 2. Un secreto.
ISA
—Ya se te hizo costumbre besar el suelo cada vez que estoy cerca.
Mis mejillas se sonrojan con furia al escuchar su voz y lo que pronuncia hacia mi tan secamente, la expresión en su cara es como la de alguien que ya está harto de la vida y va dirigida especialmente para mi. Genial, ya me he ganado el titulo de persona no grata para Zed Pietro. Es la primera vez que me dirige la palabra y es solo para echarme en cara ese vergonzoso hecho, aunque verdaderamente me sorprende que recuerde que hace dos años fui justamente yo quien se cayó frente a él, entonces confirmo que efectivamente me vio y aún así me dejó tirada a propósito. Abro la boca para defenderme pero él rápidamente pasa por mi lado y retoma su camino soltando un pequeño bufido de indiferencia, tal y como sucedió la primera vez.
Me enojo.
Y cuando eso pasa, yo dejo de conocer la timidez.
—Y a ti ya se te hizo costumbre ser un idiota —suelto ácidamente y lo escucho detener sus pasos aún cerca de mi. Al instante me arrepiento de haber abierto la boca porque lo escucho regresar.
Trago fuerte cuando Zed me rodea hasta llegar frente a mi y se acuclilla para estar a mi altura. Su expresión es sería, pero sus ojos claros brillan de forma aterradora con un destello de maldad que ya he visto antes en él cuando rechazaba duramente a las chicas que se le acercaban. Pienso por un instante que me va a echar la bronca por haberlo insultado, pero al contrario, me pregunta algo que me deja quieta con la sangre hirviendo aún más.
—¿Si te ayudo a levantarte vas a dejar de ser tan torpe y caer todo el tiempo en medio de mi camino?
Alzo una ceja.
¿Perdón?
—Yo no caigo en medio de tu camino, tú caminas por donde yo caigo —escupo poniéndome de pie yo sola—. Y para tu información, no necesito tu grosera ayuda, antipático.
Lo rodeo tal y como hizo él conmigo y comienzo a recoger rápidamente todos los papeles del suelo resoplando como una bestia furiosa, lo veo de reojo recoger unos cuantos que están cerca suyo hasta que de pronto una pequeña y repentina ráfaga de viento lleva varios hacia su dirección y él en un rápido movimiento que me deja boquiabierta logra atajar uno en concreto que parece leer detenidamente. Por mi parte termino de recoger la mayor parte de los papeles hasta que lo escucho soltar una imperceptible risa burlona, me reincorporo para acercarme a él con la intención de arrebatarle los pocos papeles que ayudó a recoger pero Zed los alza al aire bajando su mirada hacia mi, aprovechándose de que él es alto y yo una minion.
—Además de torpe, chillona y malcriada; una pésima estudiante. Esta si es una enorme "F" —suelta refiriéndose a uno de los trabajos que lleva mi nombre y apellido con un gran reprobado en la esquina.
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Mirage: El Secreto De Zed ©
Teen FictionCuando lo vi por primera vez supe que en sus ojos azules había un gran secreto oculto. Supe que era diferente al resto, que había algo en él que lo hacía resaltar de entre todos los que lo rodeaban y que no sólo se debía a su aspecto tan diferente c...