VIII

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Capítulo 8. La verdad.

ISA

Me separo de Dex al escuchar las palabras secas de Zed a mis espaldas, los ojos verdes de mi primo se clavan en mi y por un momento quiero correr a esconderme porque sé que está furioso por la estupidez que cometí al seguir al peliblanco. Quisiera poder decir algo para defenderme pero sé que este fue mi error, solo que yo no me esperaba que lo que ocultaban fuera algo siquiera parecido a esto, pensé que sería algo que la policía bien podría manejar si se los dijera... pero esto jamás.

¿Quién va a creerme que mi compañero de la escuela tiene super poderes como Clark Kent? ¿Quién va a creerme que hay un tipo horroroso con cara de espanto y alas de cuervo suelto por la ciudad? No soy tan tonta, sé que si llego a decirle esto a alguien lo más probable es que termine internada de por vida en un psiquiátrico.

La voz de Dex me saca de mis pensamientos.

—¿Por qué, Isabella? ¿Por qué no podías solo irte a casa? —pregunta Dex con desespero—. No sabes en lo que te has metido.

Me sorprende que ya sepa todo, tal vez Zed lo llamó cuando fue a buscarme, porque mientras estuve con él jamás usó su teléfono celular.

Suspiro.

—Después de lo que pasó ya me hago una idea. Lo siento Dex, lo siento mucho, yo solo...

—Querías saber en lo que andaba, lo sé. Pero debiste respetar mi privacidad y mi deseo de no meterte en mis asuntos. Si te guardé este secreto fue para no ponerte en peligro, ¿no pensaste en eso?

Bajo la mirada apenada.

—Solo pensaba en que estabas en peligro y si te pasaba algo la tía Ophelia sufriría muchísimo y yo jamás me perdonaría el no haber hecho algo para ayudarte, además... si algo te pasaba, si tú también te ibas...

Iba a quedarme sola de nuevo...

Guardo silencio al sentir mi voz temblar, fui muy inconsciente, entrometida, terca y tonta, no debí meterme en esto pero tampoco podía vivir sabiendo que Dexter estaba en problemas. De alguna forma u otra quería llegar al fondo de todo e intentar ayudarlo en lo que fuera que estuviera metido; eso es lo que haces por una persona a la que amas. Es un instinto natural que te lleva a querer protegerlo de todo lo que pueda hacerle daño, eso es lo que siempre he sentido por Dexter, a pesar de que es mayor que yo por unos pocos meses.

Dexter chasquea los dientes antes de atraerme bruscamente en un fuerte abrazo, gruñe frustrado pero deja un beso cariñoso en la cima de mi cabeza. Suspiro más tranquila, esperaba por lo menos un buen coscorrón, pero parece haber entendido mis motivos.

—Detesto lo que hiciste pero aunque lo odie, debo admitir que yo hubiese hecho lo mismo por ti. E incluso hasta más, sabes que soy un dolor de culo cuando quiero.

Asiento con un nudo en la garganta. Eso es cierto.

—Creo que es mejor que le expliquemos a Isa lo que está pasando, así evitaremos que más sustos como el de esta noche se vuelvan a repetir. —interviene Lin llegando a nosotros, ofreciéndome una sonrisa llena de empatía.

Es hasta que la escucho que caigo en cuenta de que hay más personas en este lugar: detrás de Lin viene un chico extremadamente atractivo, de cabello rubio fresa y unos espectaculares ojos azules, algo parecidos a los de Zed, pero lo que los diferencia son las motitas verdes al rededor de su pupila, su rostro está un poco marcado y sus labios rosados lucen carnosos, el piercing negro que se encuentra en su labio inferior lo hace ver malditamente caliente al igual que el que lleva en su rubia ceja derecha. Su belleza me deja un poco impactada, por no decir muy impactada, él es bellísimo y lo sabe porque se carga una mirada coqueta que fácilmente me deja sin aliento. Sin olvidar su cuerpo atlético, la musculosa blanca que lleva deja ver sus bien trabajados brazos pálidos llenos de tatuajes.

Mirage: El Secreto De Zed ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora