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-Entiendo, ya estamos en camino a la casa, esperamos allá.

-Bien – estuve  a punto de cortar cuando grito -¡espera! ¿Cómo te sientes?

Muy bien, eso tenía que esperarlo.

-Estoy bien, nada por ahora.

-Bien, igual aquí te llevamos las pastillas.

-Gracias Maya.

Y Corto.

-¡¡Como esta Miss Cólicos!!- grito Alexia.

Voltee riéndome y golpeándola en el brazo. Estallamos en risas hasta después de unos minutos.

-¿Miss Cólicos?- pregunte.

-Si, Ed puso el teléfono a tu lado mientras estabas en tu agonía.- rio, y miro a Ed, yo no sabía eso. Mire a Ed, quien miraba por la ventana disimulando.

-¡Me la debes!- lo golpee en la pierna.

Giro riendo con su típico tono grave.

-¿A qué te refieres?- seguía riendo.

-Bien, a nada idiota. Tenemos la casa para nosotros nada más, hasta que llegue nuestro padre  y Maya- explique.

-¿Aun no llegan?- pregunto Joseth.

-¡FIESTA!- grito Ed, cantando más fuerte esta vez.

- Si, una fiesta. ¿Que dure cuanto? ¿Una hora? Si claro...- le dio un zape a Ed, obligándolo a callar.

-No, la cola del súper esta larga. Los esperaremos allá.

Emprendimos el camino a mi casa, no era un gran recorrido, pero lo suficiente para escuchar música de nuestro gusto, Ed cantaba y Joseth y Alexia hacían los coros. La música paso de ser audible a ensordecer, podía escucharse hacia afuera del auto, nada mejor  como momentos entre amigos, y hermana...

Tal vez necesitaba prestar más atención al camino que a  mis amigos. Pero la verdad a esta edad, momento y circunstancia no ha de importarme nada, como quería ser yo como necesitaba ser yo la que estuviera cantando en el asiento reclinable. Pero, esto me gano por querer aprender a manejar, el típico problema de cuando son muchos amigos, y solo uno tiene auto. Yo ni siquiera tengo auto, es de mi padre.

Justo estoy pensando en lo cerca que estamos de llegar cuando un semáforo cambia a rojo. Piso el freno de a poco, llegando en segundo pues detrás de una camioneta.

Suelto el volante y dejo caer al seco mis manos en mis piernas. El "tap" de mis manos impactando con mis piernas e deja un cosquilleo en las piernas. Por la ventana no veo más que gente cruzar al otro lado de la calle.

-¿Alguien tiene comida?-pregunta Alexia.

-Nada por aquí...- niego de inmediato.

-De tener, no estaría con hambre- dijo Joseth.

Ed se reclino hacia adelante, donde tenía su bolso.

-Creo que tengo algo, déjame...- busca a profundidad -que encontré algo.

Voltee a ver lo que había sacado, conociendo sabría que sacaría una bolsa de gomitas, o tal vez, una bolsa de papas. Pero nunca una bolsa de -maníes?- pregunto Alexia.

-Si no los quieres, no te daré- abrió la bolsa comiendo los pequeños y desagradables, piedritas de maní.

- Qué asco...-  tome el volante para seguir manejando al cambio del semáforo.

-Descuida, no los quiero. Atragántate- los rechazo con asco, la pobre Alexia.

-¿no quieres Coci?- puso la bolsa junto a mi cara.

Aspire el olor que provenía de la bolsa, no era agradable, nada agradable.

-No gracias...- acerco aun más la bolsa. No era para nada un olor agradable.

-Date gusto, sin pena mocosa- quite su mano de un manotazo fuerte.

-Dije que no Ed- el olor desagradable había dado un viaje a mi estomago, un viaje de ida y vuelta.

-Está bien, no te enojes- seguido comiendo.

EL olor del maní prevalecía en el aire del auto, impregnándolo. Sentí el vuelco de mi estomago haciendo un horrible sonido. Me removí. Mis ansias por llegar se habían incrementado. La acidez que provenía de mi estomago decidió alojarse detrás de mi garganta, dándome unas asquerosas ganas de vomitar.

-Ed, yo quiero maní- dijo Joseth, estirando la mano.

-Agarra de a poco- le extendió el brazo con el paquete de maní.

Joseth había tratado de quitar el paquete de las manos de Ed, pero él no se dejo y lo tomo con fuerza.

-Les juro que si tiran algo de ese maní en el auto morirán.- Los amenace, peligrando de vomitar al hablar. No podía, o vomitaría.

-¡Es mi maní, déjalo!- grito Ed.

-¡Comparte, maldito teñido!- contesto Joseth, gritando aun más fuerte.

Los gritos de ambos me provocaron un dolor de cabeza inmediato, que combinado con las ansias, no era nada bueno. Una última halada de parte de ambos y el paquete se rompió, dejando caer el asqueroso maní en todo el auto, sobre Edward, Joseth, sobre Alexia y sobre mí.

-Joder- grite al escuchar la bolsa sede y sentir el maní con sal empaquetado en mi cabello ropa y cara.

-Dije que lo soltaras- grito Ed.

- Tú no querías compartir, ¡es tu culpa!- dijo Joseth.

-¿Ahora es mi culpa? ¡Enana!- comenzaron a gritar, aumentando mi dolor de cabeza.

El olor de maní sobre mi me provoco mas nauseas aun, un malestar horrible. Los gritos de mi mejor amigo y hermana no ayudaban en nada. Mi vista comenzó a humedecerse y mi paladar se seco, algo que no era bueno. Apreté con fuerza el volante. Mis ojos picaban por las lágrimas que me provocaban las arcadas. Ladee el auto hasta una pequeña isla, en medio de la carretera, si vomitaría,  no sería en el auto. Me importo poco los gritos y cornetas pitando fuerte ante mi maniobra. Fue peligroso, pero estoy en una emergencia.

-Cosset!! ¡¡Que estás haciendo!!- grito desesperada Laxe.

-¡Desgraciada nos vas a matar!- mi hermana la respaldo.

  

Ya había llegado y medio "estacionado" el auto, abrí la puerta desesperada aguantando la respiración, quite el cinturón.

-Cosset!! ¿¡Qué te pasa!?- grito Ed tomando mi brazo, lo quite y baje del auto – pero que...

Caí de rodillas, y deje que todo fluyera.

No pase de la tercera arcada cuando sentí que mi pelo era levantado y sentí los golpes en mi espalda.


><Kimberly><

A Ti No Te NecesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora