Las razones de Idietrich fueron vulnerables al creer que todo el mundo es bueno. Sacudió su cabeza con fuerza en negación al creer que el fruto de sus entrañas podría ser acusado de tal acto. Interrogada, sentada en su propia silla y fingiendo estar en otra casa, la pena le inundo y rompió en llanto al escuchar al hombre darle la noticia más dolorosa de todas "Su hijo había muerto en manos de otros"
Se levantó y grito histriónica "¡¿Qué clase de monstruo mata aun ser viviente?! ¡¿Qué monstruo?!" lanzo mesas, sillas, maceteros, loza enfurecida contra el piso de la habitación, ni su madre pudo contener tal ira, tal furia, tal dolor.
Idietrich se encerró en el baño, se dejó caer al suelo, recordando aquellas vivencias de infancia en donde todo era malo hasta que el hombre viejo y maltratado, luego de una reiterada violación a su niñez, dejo en su cuerpo la semilla de luz.
Lino, joven y fuerte que defendía todo lo que podía de su perdida madre, había encontrado una salida en viejos amigos de una población donde todo era cruel y malo y a pesar de que Idietrich le rogaba dejar aquella vida el jamás le abandono por temor a las represalias.
- Puedes gritar todo lo que quieras, pero yo soy tu madre- replico desde su mente al recordar aquel episodio.
- Eres una perdida, tengo que traer dinero a casa o pretendes que mi abuela cargue con todo.
- Estoy enferma, apenas me recupere buscare empleo
- ¡a cagar contigo madre, vete a cagar!
Si tan solo le hubiera detenido, si esta enfermedad en los huesos le hubiera dado la posibilidad de levantarse y evitar que saliera a esa hora de casa, que siquiera hubiera evitado que cruzara el umbral, Lino, su hijo hermoso estaría ahora junto a ella en este baño.
"Cruel, eres cruel" pensó entre lágrimas "hice todo lo posible por ti, hice todo lo posible por mi" Observo entre sollozos como las cosas de un botiquín viejo caían en el piso mugriento por el pelo y las tierra que se colaba por las rendijas de una ventana cubierta de madera agujerada. Entre sus manos el filo brillante de una rasuradora y el consumido deseo de ver a su hijo provocaron las cortaduras a las torrentosas venas que buscaban ansiosas una salida al mundo exterior explotando en un color rojizo intenso manchando sus muñecas, manos y dedos de aquel liquido espeso.
Entre gritos y lágrimas, la suave mano de su hijo roso su rostro, levanto la mirada y advirtió la sonrisa de alguien que había partido. "Dolor" musito entre dientes, mientras la silueta de Lino desaparecía en humos del pasado. "Lino, pequeño cuerpo entre mis brazos, ¿Cómo borrar este sentir? Lino, mi bebe" El cuerpo blandito de un bebe yacía sobre sus brazos, las gotas se habían disipado de aquel rostro rojizo y la paz llego a su corazón.
"Lino, Lino, Lino" musito meciendo al pequeño bebe "Cuando tú seas grande podrás cuidar de mi como yo he de cuidar de ti, mi precioso niño, podremos recorrer los cielos y yo me quedare por siempre aquí, contigo, así nadie ni nada podrá separarnos ¿Qué te parece mi pequeño?"
Las razones de Idietrich eran más grandes que cualquiera de las pequeñeces de este mundo, era su bebe imaginario en sus brazos moribundos, una madre despojada de su hijo adolescente y la silueta inerte de sus cuerpos juntos, ambos en los pisos congelados de la vida.
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Las Razones
RandomLas historias de múltiples personajes entrelazadas por razones incomodas y difíciles de comprender, trayendo consigo la emoción de los sentidos en cada relato.