Era el icono del reggaetón, Fluvio Montalva cantante y rapero reconocido en Puerto Rico que desde los antros deslumbro por su crítica social hacia el sistema pero que lamentablemente la moda y lujos recrearon a un hombre con letras ya no tan profundas y la estupidez a flor de piel. La mayor parte de sus ganancias provenían del mercado de chucherías con su nombre y un bajo porcentaje de la venta de firmas a cuantas nuevas discográficas nacían.
El día de Fluvio se comprendía de ciertas analogías entre la música y la droga que corría desde su hogar hasta las discotecas donde los revendedores hacían su ganancia poca mientras Fluvio pedía el cuarenta por ciento de ello.
Él tenía comprada a la mitad de la policía y un tercio a los jueces, "Yo debo adelantarme a la justicia" pensaba dando grades sumas de dinero a cada hombre de ley que pretendía apresarlo. Así ocurrió hasta que un buen día, le informaron sobre el nuevo fiscal que pretendía erradicar la delincuencia.
- ¿Qué harás?- un colega pregunto
- Pues hacerle una visita- guiño un ojo- el dinero todo lo puede mi hermano y este hombre no se escapa de mi bolsillo.
Esa misma tarde, Fluvio le hizo una visita furtiva al nuevo fiscal tratando de adelantarse al castigo de la ley. Entro con su estilo único a la oficina, donde un hombre alto y bien fornido le estiraba la mano para saludarle. Tomo asiento y comenzó una explicación entre titubeos.
- Señor Fluvio, me temo que no puedo comprender lo que me quiere decir- contesto el fiscal muy serio.
- Escuche, usted y yo estamos recién conociéndonos y ambos sabemos cómo se hacen las cosas por estos lados, así que para continuar con esta conversación le invito esta noche a mi casa ¿Qué le parece?
- Mire, no le quiero faltar el respeto señor Montalva pero yo no hago vida social con sospechosos de lavado de dinero y proveedor de drogas y que para colmo tiene antecedentes no muy respetables ¿Me hago entender?
- Bien, comprendo y es más encuentro que usted tiene toda la razón mi hermano, pero le pido esta oportunidad para que no se deje llevar por las malas lenguas y por papeles ya obsoletos ¿Qué me dice?
La negativa del fiscal paso hacer una positiva luego de que Fluvio le convenciera. El pretendía comprar y más que nada debía mantener la imagen y jamás decaer, por lo que mando a limpiar cada rincón de su hogar y ordeno hacer la cena más rica para que su querido nuevo amigo no se fuera con la maña impresión.
Cerca de las ocho de la tarde, Ricardo Manríquez llego a la mansión del rapero. Le llamo la atención tanto dinero y riquezas expuestas, era evidente que el hombre tenía algo que proteger, por lo que él esperaba obtener un máximo de beneficios del ingenuo Fluvio.
- Mi hermano, me alegro que haya aceptado mi invitación- sonrió Fluvio haciendo pasar- como ve mi patrimonio será eterno y usted puede ayudarme a protegerlo.
- Escuche Fluvio, hoy vine porque de cierta forma usted quiere que no me lleve una mala impresión de usted.
- Lo sé, pero con calma-respondió- en la cena hablaremos.
Una mesa llena de las más exquisitas comidas les esperaba. Fluvio tomo la cabecera de mesa y cordialmente pidió a su casi nuevo amigo que tomara asiento. El rapero comenzó con una peña conversación sobre los estados de Puerto Rico y como este intentaba emerger, mas Ricardo solo se dignaba a observarlo mientras tomaba una copa de vino. Las cosas poco a poco fueron llegando a un punto donde Fluvio le pedía que le protegiera y que él se encargaría que no le faltara nada, más el fiscal casi ignorándolo solo contestaba "El dinero está sobrevalorado". Ya casi terminada la cena, el fiscal pretendía marcharse, más el cantante le detuvo, tenía que convencerlo de una u otra forma.
- Escuche yo sé que usted no confía en mí, pero mire le puedo dar sumas y sumas de dinero, soy cantante hombre debo proteger una imagen
- Debió pensar eso antes de meterse en la mierda, no lo cree- dijo quedando a unos centímetros del cuerpo de Fluvio.
- ¿Qué quiere?- pregunto mirando al fiscal- yo le puedo dar todo lo que usted quiera.
- ...yo quiero esto- Ricardo agarro con fuerza el miembro de Fluvio- si te acuestas conmigo yo te protejo ¿te parece un buen trato?
Fluvio cada una semana pedía dos o tres prostitutas para disfrutar un rato, le gustaba ver a las mujeres tocarse mutuamente en escenas casi lésbicas, es que no tenía muchas intenciones de estar con ellas sexualmente, él decía que ya le terminaban aburriendo los coños, pero que jamás estaría con un hombre. No, él no era de esos hasta ahora, porque apenas Ricardo se marchó y le dejo desnudo sobre la cama comprendió que todo esto lo hacía por el negocio y tal vez por el placer que había dejado de sentir hace mucho.
Cada vez que el fiscal lo citaba hasta la oficina, las caricias locas se hacían presentes y Fluvio no podía ya evitarlo, lo había intentado pero ya no más. Le dedicaba canciones y obsequios, el rapero se había enamorado, es más le había regalado entradas vip para un concierto que daría en los Estados Unidos y que Ricardo acepto a cambio de una suite en el hotel más costoso de la ciudad de New York.
Para la noche del concierto Fluvio se entregó en cuerpo y alma en el escenario, todo para que su hombre se sintiera orgulloso de él, pero Ricardo jamás llego a verle. Preocupado, fue en su búsqueda y antes de que pudiera entender todo, la escena en el cuarto de hotel lo desequilibro. Ricardo con otro hombre, en la cama y desnudos. Sintió las trizas, pedazos del corazón que caían ante la escena y prefirió mil veces ver muerto a Ricardo que dejar que otro hombre se lo quitara.
- Fluvio- musito Ricardo estirando sus manos- debes entender que ha sido un error
- ¿Error?- pregunto con el arma en sus manos- error, ¡una mierda de error!- grito enfurecido- eres.... ¡Eres una mierda de persona, hijo de puta!
- Fluvio...
Un disparo en la cabeza para el amante, cinco para Ricardo, un precio justo según Fluvio que desde su sitio razonaba. "Homicidio múltiple" y una sonrisa de satisfacción para el ex rapero que desde el estrado admiraba la gran masa de legados derrumbarse.
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Las Razones
عشوائيLas historias de múltiples personajes entrelazadas por razones incomodas y difíciles de comprender, trayendo consigo la emoción de los sentidos en cada relato.