Capítulo 7: "Humano"

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"Alguna vez has pensado en lo que se siente morir" murmuro mientras admiraba el paisaje desde la azotea del edificio. "alguna vez has sentido que todo lo que tenía un significado lo pierde por estupidez de otros" agrego escuchando las sirenas de los carros de emergencia y las personas que gritaban desesperadas por evitar que saltara. "Yo fui feliz, porque ahí donde hubo un cielo azul y que en muchas ocasiones existió cierta luz, ahora veo que algo se tornó gris, algo se murió"

Los golpes desesperados en la puerta le asustaron pero no podían evitar que llegara a su cometido. Tomo vuelo y antes de saltar abrió sus brazos y cual pájaro que caía al vació, su cuerpo se despedazo a la presión de un aire denso e irrespirable que consumía la vida de la ciudad. Doscientos metros lo separaban del descenso más cruel y el concreto duro y mal tratado recibía a la masa reventada por el impacto rociando la sangre de un muchacho de 17 años que había visto la vida desaparecer antes sus ojos.

Desde el más entrenado hasta el menos conocedor se desplomaron ante la escena tan mal preparada que hacía hervir la sangre del puritano y promulgaba la dicha de decir que Utopía si era la ciudad del suicidio y que no todo lo que se pintaba era alegría y felicidad porque a cada paso que daba el depresivo, mil pasos ya había dado el suicida.

Las noticias se cubrieron con la caída de Vido, joven que estudiaba las leyes de la vida y que no solo deseaba ascender a la dicha, si no que su madre y padre habían firmado el consentimiento de emancipación para que el joven recorriera los 5 sentidos del mundo.

A pesar de que los meses pasaron y muchos más dieron los mil pasos hacia la muerte, la cura de la enfermedad que atacaba a Utopía se esparció hasta los territorios más inimaginables entre ellos Jubilo, Esperanza y Dicha que sucumbieron a la terrible peste y se vieron obligados a una cuarentena que ni los mismos psicólogos y siquiatras pudieron curar. Ante la corte de la Impotencia se presentaron millares de recursos de amparo, la idea era prevenir el aumento de personas que acudían a la enfermedad como solución a una vida putrefacta desde su perspectiva, más el magistrado Justo los rechazaba pues creía que todo esto era una invención del ser llamado Humano y que su hogar el "Mundo" estaban involucrados en tanta destrucción. Como causa de esta acusación, a la criatura desconocida, votaron a favor de ir a guerra contra el ser "Humano" y su aguachento hogar.

Todos los Sentidos se unieron, incluso Imbecilidad que había estado al margen de las demandas, pretendían acabar de una vez por todas contra la maldición, más antes de siquiera llegar al Mundo, algo sorprendente se les presento. Ahí donde la hierba mala crece, más allá de los parajes, un pequeño pueblo de estaba levantando. Su presidente, un hombre pequeño de barba blanquecina, les deba la bienvenida con los brazos abiertos y les permitía el paso al país de la Verdad siendo instaurada y armada por personas que conocían muy bien.

Justo, el hombre que comandaba la lucha, se sintió abrumado al no comprender lo que ocurría. Vido, el joven que cayó desde doscientos metros de altura, ahora lucia radiante con una sonrisa que podía verse reflejada solo en el país de la Felicidad y que solo el viejo barbudo podía entender.

"¿Qué es esto?" se preguntaban todos viendo como cada uno de los caídos por la peste de los mil pasos resplandecía en un país recién formado.

- El humano nos avisó que vendrían- dijo el anciano sonriendo- ya saben el pueblo del Dolor con el Subversivo se unieron y ahora son los mensajeros del humano.


- ¿pueblo del Dolor y Subversivo?- pregunto Justo tratando de entender.

- Claro, Utopía ha estado muy aislado y ha decaído, por eso el Humano creo al pueblo de Verdad para que los sentidos volvieran.

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