CAPÍTULO XIV - UN NUEVO REENCUENTRO

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Al día siguiente de la puesta en libertad de Diego, Hugo salió muy temprano de su casa. Intentó buscar una vía de escape a todo lo que le estaba pasando. Realmente se sentía devastado y muy preocupado por el final que había tenido su hijo. Le dolía especialmente, que pretenda revivir lo que él alguna vez vivió en el pasado. Un pasado que ya lo tenía bastante atormentado y del que no quería recordar. Nuevamente desembocó su trayectoria en el Cementerio, donde nuevamente visitó la tumba de Pollo. Al llegar se sentó sobre ella y se dispuso a conversar con su amigo:

- Coño que haces falta en este momento, gilipollas. No sabes por la que estoy pasando. Y todo por las pendejadas que anda haciendo mi hijo. Tan solo si lo conocieras, hermano. - decía Hugo hablándole a la tumba.

- Sé absolutamente todo Hache. Con lujos de detalles, se las cosas que están pasando. – dijo una extraña y familiar voz que sonó a espaldas de Hugo. Él se dio vuelta atemorizado y vio como de entre las tumbas, se acercaba el alma de su amigo para brindarle consejo. Pollo se acercó y se sentó al lado de él para dialogar.

- Je! Qué extraño verte en esas fachas. – dijo Hugo.

- Es el uniforme laboral. Ahora soy Ángel Guardián. – respondió Pollo.

- Pero aun así, bien vendría que estés aquí con nosotros.

- Mira Hache, lo que está pasando es un volver a vivir. Estas reviviendo todo tu pasado. Pero fundamentalmente, quien lo hace es tu hijo. Tienes que acompañarlo un poco más y tenerle paciencia. Él está viviendo todo lo que alguna vez viviste.

- Pero Pollo, no sé cómo hacerlo. Realmente esta situación me supera. Nosotros éramos peores de lo que Diego puede llegar a ser. Pero nunca hemos tenido los problemas que él si tuvo.

- Mira amigo, tú solo acompáñalo. Lo mismo que te dije a ti, se lo he dicho a Katina. Por si no lo sabías, Diego hizo algo que tu hubieras hecho por ella. Fue a inmolarse en una carrera de motos, para salvar a su prima, la pequeña Babi. Sin embargo, te pido que no hagas duelo por este tema. Todavía hay temas mucho peores, por los cuales vosotros debéis estar preparados para enfrentar. Y eso sí que será doloroso.

- ¿De cuan doloroso hablas, Pollo?

- Tú solo prepárate. Por lo pronto, acompaña y mucho a tu hijo. En este momento te necesita. - dijo Pollo - Perdona, pero me tengo que ir. Por cierto, busca y trata de proteger a mi hijo.

Hugo se sorprendió con esta revelación:

- ¿Tu hijo? ¿Cuándo tuviste un hijo? ¿Y cómo lo ubico?

- Lo ubicarás fácil amigo. Guarda rasgos y cualidades que te harán recordar a mí. Pero concentra tu atención en tu hijo. Él te necesita y tú lo necesitarás. ¡Adiós!

Pollo se retiró y Hugo observó la hora. Se sorprendió de ver que el reloj seguía marcando la misma hora, creyendo que se había descompuesto y que estaba llegando tarde, cuando en realidad, el tiempo marcaba su rumbo correctamente, ya que nuevamente como sucediera con Katina, Pollo hizo frenar el tiempo en la mente de Hugo. Asustado, corrió hacia su camioneta y volvió a encaminarse hacia su trabajo.

Esa mañana, Gin también se había levantado temprano. Sin embargo, la preocupó el hecho de ver a Valeria esperando en la sala, para que Diego la atienda. Hugo la había recibido antes de irse a trabajar y la dejó en la sala esperando.

- Todavía no ha bajado – fue la respuesta de Valeria a la pregunta de su tía por si apareció Diego. Gin fue al cuarto de su hijo, a ver qué pasaba. Cuando ingresó, el joven se encontraba tirado en su cama, mirando al techo, devastado, casi inerte y sin reacción.

- Hijo, ¿Qué haces que aun no te levantas?

- Ya está madre. Todo acabó. Mi carrera, mi vida, mi ilusión de vivir. No tengo fuerzas para seguir adelante.

Por Tu Amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora