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Miércoles era el día en el que empezó todo, de eso no voy a olvidarme más. Fueron dos simples mensajes los que me sacaron de órbita.

Nunca pensé que si deseas tanto algo, ése algo se hace realidad. Eso le sucede a las personas lindas y con suerte, o sólo pasa en las películas. Alejado del mundo en el que vivimos, donde los sueños no son muy bienvenidos que digamos. Per esta vez, la suerte estuvo de mi lado, o eso creo.

Esa mañana creía que todo iba a ser una broma, como siempre cuando quiero concretar proyectos, que quedan incompletos como la tostada que dejé a medio comer esta mañana. Pero no, todo era más real que el oxígeno presente en el aire que respiraba. Estabas ahí y yo no lo podía creer. Nunca me sentí tan enana con alguien de mi tamaño, tan carente de todo y a la vez, gigante.

Tímidamente te vi, y por un segundo pensé en salir corriendo, pero no. "No es momento para ser cobarde", me dije. Y no me quedó otra que verte a los ojos, descubrir el mundo que habitaba dentro tuyo.

Y sí, hoy puedo decir que después de todo, las cosas al fin suceden. Ahora, en una hora, meses o años más tarde, pero pasan, y cuando pasan no podemos creerlo.

Muchas preguntas, poco tiempo y respuestas cortas e insípidas. Pero respuestas al fin. Ya no era una pantalla la que me las daba, al fin eras vos. Nadie más que vos.

Mi vorágine no me dejaba reaccionar, ni pensar, ni contestar. Estaba estupefacta frente a esto nuevo que sentía. Parecido a cuando éramos chicos y en el kiosco teníamos que elegir solo una golosina, entre tantas posibilidades azucaradas. Era tan poco el tiempo, y tantas preguntas que tenía por hacerte, que finalmente creo que vos me sacaste más cosas a mí, y sin pensarlo demasiado.

Porque ese es mi problema. El 95% de las cosas que hago me salen mal por pensarlas en exceso, me fijo tanto en los detalles, los pro y los contras de la situación, que me olvido de lo que realmente se necesita para que el momento salga perfecto y sea inolvidable: sentir y disfrutar. Sintiendo que eso es real, y que, aunque vuelvas a ese mismo lugar con esa misma persona exactamente a la misma hora, el momento y lo que sentiste la primera vez no van a ser los mismos.

A pesar de todos los palos en la rueda que la vida te ponga, siempre hay una manera para hacer lo que querés y lo que realmente te hace bien.

Exactamente no se si fueron dos horas, veinte minutos o quizás diez segundos. Pero fue tiempo real y lo que más importa es que a los recuerdos de ese día, no me los va a quitar nadie. Son eternamente míos. Y aunque efímeros sean los instantes dónde realmente recuerde cómo fue todo, me conformo con la fantasía que añado en cada pensamiento cada vez que paso por ese lugar. Quizás, tal vez algún día, ése sea nuestro lugar.

Y sí, finalmente hoy puedo decir que todo al fin, sucede.

Vómito de emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora