No es serio este cementerio

1.8K 125 29
                                    

  Nico tomó al gato gris entre sus brazos, llevándolo hacia su pecho mientras que, frente a él, Bianca parecía querer explotar de emoción.

—Aparentemente son tres, ¡hijos de Lester Papadopoulos! ¿Sabes qué significa esto, Nico?

  El pelinegro parpadeó.

—¿Que probablemente conocen a papá?

  Su hermana hizo una mueca.

—No, tonto, ¡pon atención! Sólo han muerto recientemente, y nuestras familias son cercanas. Eso significa que saben que está pasado allá afuera—señaló a la puerta del cementerio, una delicada creación hecha a mano de metal y joyas—. Podremos saber cómo están Hazel, Frank, Percy, papá...

  Nico asintió, pensativo.

—Pero primero necesitamos que los entierren y despierten. Siempre existe la opción de que ya hayan cumplido su propósito y sean libres de descansar...

—... en paz para toda la eternidad, lo sé.—La chica rodó los ojos y acarició la cabeza del minino que su hermano sostenía entre brazos—. Pero algo... algo me dice que todavía no acababan.

  Nico se mordió el labio inferior, sentándose en los peldaños del mausoleo. El mármol negro y las piedras preciosas aplastados bajo sus glúteos.

—¿Y tienes idea de cómo están? Digo, puede que no lleguen en una sola pieza.

—He escuchado de Nyssa que fue un accidente de carro, sólo hubo un sobreviviente. La menor era una... ¿arquera? Y tenía veinte años. Después creo que viene un músico, y él tiene uno más. Finalmente, está el de veintitrés, que según quería ser médico.

  El pelinegro dejó al pequeño gato en el suelo, quien maulló antes de salir corriendo a refugiarse nuevamente al mausoleo de los Di Angelo, tumbando unas veladoras en el proceso. 

  Nico se mordió el labio, colocando la barbilla en su mano derecha.

—Médico, ¿uh? Bueno, supongo que entonces tendré alguien que me ayude de vez en cuando por acá...—el adulto joven hizo una vaga seña hacia los demás mausoleos, todos separados considerablemente unos de otros y cada uno adornado con su propio estilo especial. 

  Bianca se recargó contra un pedestal de mármol negro, casi tumbando la estatua del cerbero arriba.

—¡Y una arquera! Nico, ¿y si ella también es enterrada con su arco? ¡Tendría alguien con quién salir a divertirme!

—Y un músico realmente me ayudaría a levantarme el ánimo a Cecil—habló una tercera voz, ninguno de los hermanos tuvo que voltearse para reconocer a quién pertenecía.

  Una chica de pelo multicolor se acercó a ellos, sosteniendo un brazo en la mano y saludando a través de ellos. 

—Hey, Nico. ¿Podrías echarme una mano?—sonrió de lado antes de empezar a reír, y Bianca le siguió la corriente.

—Ay, dioses... ¿qué estuviste haciendo para que se volviera a caer? ¡Había hecho excelentes puntadas la última vez!—el médico forense hizo una mueca.

—Pues... estaba con Jake, Travis, Connor y Leo...

—No quiero saber qué cosas estuvieron haciendo—una mano pálida y completamente incolora se acercó a tomar el brazo carcomido—. ¿Trajiste hilo y aguja?

—Sip, justo vinieron a visitar a Katie ayer y le dejaron varias cosas, entre ellas comida y tela.

—¿Va a coser de nuevo? Bien por ella.

Claroscuro ||Solangelo One-shots||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora