Capítulo XIII

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Esperen ¿¡Que!? ¿¡Asenti!? ¿¡Pero que mierda Marie!? ¡Se supones que estas molesta con el y le dejas llevarte a un lugar que no conoces!.

Maldita conciencia.

El se acomodó en el asiento y se colocó el cinturón de seguridad al igual que yo. Mire al restaurante mientras Ryan aceleraba dejando atrás el lugar donde nos habíamos estacionado.

Cuando llevábamos poco más de quince minutos de viaje comencé a sentir los párpados cansados. Últimamente ando muy cansada y con mucho sueño. Recoste mi cabeza en la ventana mientras miraba el cielo, este estaba con un tono naranja y unos colores de rosa pálido indicándome que estaba atardeciendo. Luego de unos cinco minutos caí dormida.

-Preciosa ya llegamos-escuché la voz rasgada de Ryan. Me acomode en mi asiento aún medio adormilada.

Esperaba tener que luchar con la luz del sol pero fue todo lo contrario, estábamos a oscuras en una colina. El cielo nocturno frente a nosotros con una hermosa y perfecta luna llena.

-¿Donde estamos Ryan?-pregunté algo asustada, digo, estamos en una colina, totalmente solos, a oscuras, tengo motivos para estarlo.

-Es mi lugar especial...-dijo mientras salía del carro y rodeaba el mismo para llegar a mi puerta y abrirla. Me extendió la mano pero yo dudé en tomarla-Vamos muñeca...-dijo con una sonrisa pero yo aún desconfiaba-Confía en mi...-está vez lo dijo de forma sincera, lo pude ver en sus ojos, esos ojos que por alguna razón hicieron que el estómago se me revolviera. Tome su mano y salí del auto.

El lugar era hermoso, era una colina bastante alta rodeada de árboles y arbustos con flores. Ryan comenzó a caminar y yo le seguí, llegamos a un árbol bastante alto y entonces fue cuando Ryan soltó su agarre. Rodeó el árbol y desapareció detrás del mismo dejandome sola.

-Gran caballero-pensé en voz alta y bufe. Camine hacia la cima de la colina, pero a medio camino me detuve. Mire el pasto y luego mis zapatos. Tenía tiempo que no estaba en el campo. La última vez que sentí el pasto bajo mis pies fue hace más de un año.

No lo pensé dos veces y me quite las botines, las sostuve en mi mano derecha y comencé a caminar.

Cuando llegue a la cima mire el horizonte y me sorprendí. Toda la ciudad de Las Vegas frente a mis ojos. Era hermoso, sencillamente hermoso. Nunca en mi vida pensé poder ver algo así.

-¿Hermoso verdad?.

Asenti. No podía hacer más nada, mi asombro no me dejaba articular ninguna palabra, ni siquiera una vocal. Cuando vi que Ryan comenzó a colocar algo en el suelo deje de admirar la ciudad y dirigí mi mirada hacia el.

-¡Ehh! ¿Pero de donde has sacado esto?.

-Siéntate y te lo explicó-me senté sobre la manta de algodón que estaba extendida sobre el pasto, al lado de Ryan, deje las botines a un lado y acomode mis piernas en pose de indio, coloque mis brazos poco más allá de mi espalda y me recoste sobre estos, mire a Ryan esperando que me explicará pero este no lo hizo sino que se acostó sobre la manta con su cabeza en mis piernas.

-¿Pero quien te has creído?-dije con un tono molesto fingido.

-Ryan Alexander McKarthy-dijo con orgullo.

-Ya, vale pues, ahora si, cuentame de donde has sacado esta comoda manta...-dije mientras le miraba.

-Bueno, como te dije cuando llegamos, este es mi lugar especial-extendió sus brazos mientras lo decía.

-¿Lugar especial?

-Si, verás, cuando no quiero estar en el Hotel o simplemente me quiero escapar de algún lugar vengo aquí, incluso hay veces en las que pongo mi carpa y duermo aquí.

A Cruel LieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora