(3) La llamada

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Él móvil volvió a sonar.

Sólo habían pasado dos horas.

Se acabó, estaba decidida, cogería ese maldito teléfono.

— Ho-hola... -quería seguir hablando, pero Amatista me cortó y empezó a recitar un texto como si llevase meses ensayando.

— ¿Perla? Perla, se que es duro, pero no puedes encerrarte así en ti misma. No, calla, no me contradigas con tus refinadas palabras de niña pija; aquí hay gente que te quiere, que quiere ayudarte. ¿Por qué no dejas que te ayudemos? Estarás mejor. Te sentirás mejor si compartes tu dolor con alguien y no te lo guardas para ti sola, créeme. A veces te comportas como una niña: huyes y te encierras en ti misma. Pero, ¿sabes qué? No puedes vivir así, no, no puedes. Déjame ayudarte.

Sus palabras me dejaron helada, pero a la vez sentí alivio en lo más profundo de mi pecho.

— ¿Sigues ahí? -contesté afirmativamente- De acuerdo, pues nos vemos en media hora en el bar de siempre, ¿lo recuerdas? El Bodegón, se llamaba.

— ¿Cómo no lo voy a recordar? Ahí pasé los mejores momentos con Rubí, Zafiro, tú y... Rose. -dije nerviosa y con un hilo de voz al pronunciar el nombre de la última.

— Vale, nos vemos.

— Sí, n-nos vemos. -me despedí, pero cuando me quise dar cuenta, ella ya había colgado.

SU(P+A): JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora