(5) Caricias

131 15 4
                                    

Salimos del bar y nos dirigimos hacia una de las tiendas más cercanas.

Entramos a la tienda, no había nada que me llamase la atención, pero por Amatista me probé un par de camisetas y un pantalón.

Estaba en el probador, poniéndome un pantalón  negro desgastado cuando noté que la cortina se movía.

— ¡Amatista! No he acabado, ¡no abras!

Pero la pelimorada hizo oídos sordos a mis palabras y entró, cerrando de nuevo la cortina. Me miró fijamente a los ojos. No dijo nada, sólo se acercó. Pasó su mano por mi pierna, desnuda porque no había acabado de probarme, y empezó a acariciarla. Me aparté.

— ¿Qué haces? -insistí.

— Te quiero. -susurró, se acercó más y juntó mis labios con los suyos.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué me estaba besando? ¿Por qué yo dejaba que me besase?

No podía moverme, y mucho menos apartarme de sus suaves labios. La mano siguió con su recorrido, subiendo de mi rodilla a mis glúteos y bordeando el límite de mi ropa interior rosada.

— Amatista... -dije intentando separarme de sus labios- Esto está mal.

Pero ella no paró, metió su mano bajo mi camiseta ascendiendo lentamente hacia mis pechos, pero la paré.

— Amatista, para, no puedo seguir con esto.

— Vamos, Perla... -susurró.

— No. No estoy preparada. -susurré cogiendo mis cosas y vistiéndome, dispuesta a marcharme.

— ¿Eso significa que algún día estarás preparada? -preguntó la chica del pelo violáceo, disgustada.- Te quiero.

— Adios, Amy.

      -—-—-

Oh, querida Perla, ¿por qué eres tan reservada?

Hoy les traje un poco de situación intensa (7u7) de Pearlmethyst

¿Quieren más? ¬u¬

Sensual escritora se despide.

SU(P+A): JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora