Antonio y yo habíamos pasado juntos tantas adversidades que prácticamente a finales de la preparatoria yo lo consideraba un hermano.
Era una persona tremendamente bella, con un carisma inigualable y con unos sentimientos muy lindos. Después de ese casi beso frente a mi casa, nadie dijo nada. Pero pasados ciertos días ambos sentíamos desenfrenadamente la necesidad de algo más, yo en lo personal al jamás haber dado un beso ni tener novio no sabía que era en realidad lo que sentía en el estomago, ni los pensamientos que me embargaban al acostarme cada noche. Fue demasiado extraño para mí tener que descubrir más tarde que le quería, pero no como me hubiese gustado si no que de verdad me atraía.
También tenía su lado oscuro, me preocupaba que si íbamos más allá nuestra amistad se arruinaría. Por eso evitaba cualquier acercamiento excesivo con él.
Años más tarde lo que sentí fue gratitud hacia Antonio, porque al haber pasado momentos importantes en especial para mí, juntos; permaneció a mi lado hasta el final.
Cuando nos graduamos de la preparatoria ambos teníamos caminos distintos, pues al tener obviamente gustos distintos el destino nos separaría por al menos lo que estudiáramos de carrera, de pequeña tenía buen claro que quería estudiar pero conforme pasaban los semestres en la escuela me decanté por Pediatría.
Sin duda mi amor hacia los niños era el motivo para querer estudiar eso y dedicarme a ello por muchos, muchos años.
Recuerdo perfectamente cuando le conté a papá a lo que me quería dedicar, fue un día grandioso, en cambio cuando le comenté mi decisión a mi madre creo que no la convenció en absoluto.
-¿Y cuáles eran tus otras opciones entonces? -Preguntó mi padre inmerso en la conversación.
-Uff ahora que ya tomé mi decisión ya ni siquiera lo recuerdo. -Solté un suspiro algo cansada.
-Ay hija, eso es normal. Pero me alegra que elijas la carrera que más te llame la atención, seguro serás una buena pediatra, pues es eso lo que quieres ¿no? -Murmuró sonriendo tímidamente.
-Tienes razón, a pesar de ya haber tomado mi decisión creo que es lo que a mí me gusta. -Musité extasiada. -Papá...en verdad agradezco tu apoyo. Esto no lo habría hecho sin su ayuda. -Agradecí sintiéndome de repente un poco nostálgica.
Nos encontrábamos ese día caluroso sentados en el sofá viendo un partido de béisbol tomado té helado. Pero de repente alguien interrumpió nuestra conversación tocando el timbre, haciendo que me sobresaltara a tal punto que inconscientemente me salieron unas cuantas lágrimas, siempre me pasaba cuando me asustaba exageradamente.
-¡Ana! -Gritó mi padre colocando su mano sobre mi espalda moviéndola suavemente de arriba a abajo. -Tranquila, ya pasó. -Dijo intentado sonar reconfortante. -Déjame ver quién es. -Explicó marchándose rumbo a la puerta, para pillar a la persona que hizo sentirme visiblemente mal.
Sí, tal vez era un poco exagerada pero era muy sensible a cosas tan simples, justo como en una película francesa titulada "Amelie", la protagonista del respectivo nombre era una chica con esos dotes del famoso sexto sentido.
-Es Tony. -Artículo mi padre indiferente para retrasar y sentarse frente al televisor nuevamente.
-Hola ¿quieres salir? -Saludo él mientras caminaba hacia nosotros.
-Claro. -Asentí entusiasmada. -Padre regreso en un par de horas, no se preocupen por mí. -Sonreí en forma de despedida.
Salimos rumbo al parque más cercano, era un viernes 13, el mejor día del mundo. Claro...ni yo me la creo.
Nos acomodamos en una banca frente a muchos juegos y empezamos a platicar de cosas triviales mientras veíamos a los niños correr de aquí para allá. Me encantaban ese tipo de días y los disfrutaba al máximo pues eran escasos a estas alturas de la vida.
Eran vacaciones, tenía que regresar en un par de meses y nada más y nada menos que a la Universidad, un gran paso a mi gran futuro, aunque en verdad tenía que admitir que estaba más nerviosa de lo que parecía.
Pronto mi vida cambiaría y acabando la especialidad me deparaba un futuro grandioso, ese era mi augurio.
En verdad lo era, me hubiese encantado poder haber vivido para contar que tal me hubiese ido en la vida, seguramente si me hubieran dicho que tendría el tiempo contado por una estupidez mía habría vivido la vida el doble de lo que la viví.
Me arrepiento y mucho.
Queridos tengo que decirles que la historia pronto se acabara.
Bueno, al menos ya no falta mucho.
Adoro cada voto y comentario que hacen al respecto ⭐️☺️ Lo aprecio bastante, cuídense, nos vemos! 👋🏼💕
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Otro día más ©
Cerita PendekLos escuchaba. Sabía que estaban ahí, pero no podía moverme, simplemente algo me lo impedía, no tenía fuerzas para abrir los ojos. Escuchaba a mi familia, porque por alguna extraña razón podía. Sabía que tenía, pero creo que no lo quería aceptar, lo...