Aparecí ante ellos, según me contaron después en el juicio, con algo así como una nave espacial, y dentro de ella, yo; de lo que sí me acuerdo, era de que bajé muy rápido, atravesé velozmente su atmósfera y caí donde me pareció a mí ser una metrópolis, una ciudad inmensa, incluso más grande que Theotokos; me costó un poco la adaptación a su gravedad, mayor que la nuestra, cosa que no entiendo si eran universos paralelos...Mi despertar fue en uno de sus hospitales, me dijeron, decían que me encontraron mareado y aturdido, con la cara entre pajiza y blanca.
Me preguntaron quien era, de dónde venía y qué hacía allí, me repudiaron por ser de la Tierra, sí, por extraño que parezca, ya sabían de nosotros y no querían que nuestro pueblo, cohabitase con el suyo, tenían miedo de que le contaminásemos y fastidiásemos su planeta, al igual que hicimos con el nuestro. Rompieron la radio que venía en ese armatoste, para haceros creer que morí y que no había futuro fuera de nuestra querida pero a la vez corrupta Tierra.
Me encerraron en esta sucia cárcel, y como dato interesante, una de las cosas que me sorprendieron de aquí, fue que estaban muy atrasados en la tecnología, un dato que me hizo reír, es, que su Steve Jobs no había inventado aún el iPhone.
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Uthopia. Diarios de aquel que nunca volvió
Science FictionSumérgete con Eustaquio, en la búsqueda de universos paralelos. Al planeta Tierra le quedan pocas horas de vida y la solución radica en encontrar otros planetas donde trasladar a toda la población. No será fácil, pero valdrá la pena intentarlo. Acom...