CAPÍTULO 2: El grito de las cobardes.

45 7 2
                                    

-¿Qué haces aquí sola?-Me preguntó mi mejor amigo Eric

-Nada...-dije bastante cansada

-No intentes mentirnos-dijo Nicky- te conozco y se perfectamente que cuando te encuentras sola te ha ocurrido algo. ¡Vamos Roxy, que te conozco desde que usábamos pañales¡

-No es muy común en ti verte sola- dijo Viktor

-¡Qué poco me conocéis¡ ¡No me ocurre nada¡- dije mintiendo

-Muy bien... pues si no es por las buenas, que sea por las malas- dijo Eric

Entonces todos se miraron con una sonrisa pícara en el rostro y empezaron a hacerme cosquillas por todo el cuerpo.

-¡Parad ahora mismo¡-dije sin parar de reír

-¡No hasta que nos cuentes lo ocurrido¡-dijo Nicky sin parar de hacerme cosquillas

-¡Vale me rindo¡-dije  casi sin poder respirar-Lo que me ocurre es que... El profesor Smith me ha echado de clase.

-No me lo creo Roxy, tú no eres de ese tipo de personas que se preocupan por cosas tan simples-dijo Nicky

-Lo siento chichos, pero la verdad es que no tengo ganas de hablar. Adiós.

Me alejé de todos mis amigos rápidamente e intenté no hacer caso a sus  súplicas para que volviera. Aceleré el paso hacia un árbol bastante lejano al lugar donde se encontraban mis amigos. Después me senté recostada bajo él, con las rodillas pegadas al pecho. No quería hablar. No quería que nadie supiera lo que me ocurría. No quería recordar por nada del mundo que hoy hace 11 años que murió mi padre. Mis lágrimas comenzaron a recorrer mi rostro como gigantescas gotas de lluvia. Cerré los ojos y recosté la cabeza en el árbol. Por un momento me relajé y olvidé todo. Pero mi tranquilidad solo duró un segundo, pues, noté que un líquido viscoso y con un terrible olor recorría mi frente. Inmediatamente toqué mi frente y vi lo que era...

-¡Oh dios, que asco¡

En mi frente había un excremento de pájaro, pero lo peor era que mi pelo también se había tintado de un ligero tono marrón. En definitiva, el día no podía ir mejor.

-¡Oh mi pelo¡ ¡Qué asco de vida¡-  Me levanté y comencé a dar patadas al árbol

Entonces escuché unas risas maléficas y me giré rápidamente hacia el lugar desde donde se escuchaban.

-¿Qué estáis mirando?-dije furiosa

-¿Tú que crees que estamos mirando?- Dijo maliciosamente una chica pelirroja.

La chica pelirroja  era bastante más baja que yo, considerando que yo medía 1,80. Pero tenía que reconocer que era bastante guapa. Su pelo era pelirrojo y sus ojos eran de un tono miel. Vestía con ropa de marca y además iba acompañada por otra chica, que por lo que parecía ser, era su esbirra. O la típica chica que no tiene vida propia y quiere ser alguien conocida haciendo de sirvienta a otras.

-¿Vais a estar aquí mirando todo el día? ¿No tenéis algo más interesante que hacer?

-Pues la verdad es que tengo una agenda bastante apretada.  Pero creo que tengo tiempo para disfrutar de ésta exhibición- dijo mientras yo la disparaba una mirada mortífera.

Entonces sacó su teléfono, un brillante y a la vez carísimo IPhone7 y comenzó a grabar la escena.

-¡Y ahora solo me queda enviarlo a todos mis contactos¡

-¡Qué¡ ¡No me lo puedo creer¡ ¡Eso nunca ocurrirá¡- dije con la cara roja como un tomate

-¡Ya no puedes hacer nada cariño¡ He enviado el vídeo a todos mis contactos. Cuando lo vean no podrán parar de reír. ¡Deberías agradecermelo, ya que gracias a mí vas a ser famosa en la universidad¡

Let me flyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora