CAPÍTULO 3: Acorralada

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-La bruja descubrió al vampiro- .Dije a mi hermana terminando de leer la última línea de su libro favorito.

-¡Léeme otro porfavor¡-.Decía mi hermana con una gran sonrisa en la boca.

-Lo siento Sara, pero, es demasiado tarde-.dije dándola un beso en la mejilla y arropándola.

-¡Hasta mañana hermanita¡-. Me dijo

-¡Hasta mañana¡

Lo cierto era que ésta noche no iba a poder dormir mucho. Ésta era mi gran noche, era la gran noche de mi venganza contra la chica pelirroja. Cogí mi bicicleta, de un color rosa intenso y adornada con mandalas negras y me dirigí hacia el lugar en el que habíamos quedado; un parque bastante cercano a mi casa para organizar nuestro plan de venganza. Nicky se había ofrecido a llevar todo lo que necesitábamos. Éric nombró todos los objetos de la lista para comprobar que todo iba con normalidad.

-¡Explosivo de color azul¡

-¡Sí¡

-¡Cuerda¡

-¡Sí¡

-¡Spray negro¡

-¡Sí¡

-¡Canicas¡

-!Sí¡

Después de comprobar que todo iba según lo correcto, Éric localizó a través del GPS de su portátil introduciendo una serie de códigos que solo Éric sabía la casa de la chica pelirroja. Todos montamos en nuestras bicicletas y nos dirigimos hacia nuestro objetivo con esperanza de que el plan saliera bien. Después de 10 minutos de viaje llegamos a nuestro objetivo, una hermosa y gigantesca mansión, con un amplio jardín. En el centro del jardín llamaba la atención una fuente central hecha de piedra con una gárgola en el centro de ésta por la cual manaba el agua. Observamos minuciosamente la residencia, y vimos que por suerte, no había ningún guardia vigilando la mansión. Nos distribuimos los trabajos y de ésta manera yo y Éric acabamos adentrándonos en la hermosa mansión, mientras que, Nicky y Viktor la vigilaban desde fuera. Éric y yo nos acercamos a una ventana que parecía encontrarse a una distancia apropiada para escalarla. Cogí la cuerda que se encontraba guardada en mi mochila negra, y realizando una serie de giros de muñeca conseguí que el anclaje de la cuerda se colocara perfectamente situado como yo quería. Después comprobé que era estable subir por la cuerda y miré a Éric que se encontraba temblando.

-¿Éric estás bien?

-Sí... ¿Por qué lo preguntas?

-Estás temblando-.le dije de manera directa

-Será porque nunca he hecho nada malo. Me siento mal a la hora de tener que hacer una mala acción. ¡Pero que conste que todo ésto lo hago por ti¡

Le sonreí y nos pusimos manos a la obra. Éric se ofreció a ir primero. Se agarró fuertemente a la cuerda y empezó a escalar, pero, estaba tan nervioso que sus manos resbalaron y cayó al suelo.

-¡Oh¡ ¡Estás bien¡-. Dije ayudándolo a levantar.

Éric asintió pero no tuvo valor para mirarme, nose si era por la vergüenza o porque sus gafas habían quedado estampadas en el suelo. Cuando nos dimos cuenta de ésto los dos colocamos nuestras manos alrededor de nuestras bocas atónitos. Pero todo ésto empezó a ir peor. Vimos que a través de la ventana una luz se encendió, y con ésto se empezaron a escuchar unos estruendos y un perro bastante grande, más concretamente un pitbull, se asomó por la ventana sin parar de ladrar. Entonces Éric y yo cogimos todo nuestro material y empezamos a correr en dirección a un matorral para resguardarnos, pero, en mitad del camino Éric tropezó con una piedra ya que no veía absolutamente nada sin sus gafas. Poco rato después un hombre vestido con un llamativo pijama de rayas amarillas y con un gorrito de lana blanco se asomó por la ventana y vio a Éric. Al verlo comenzó a gritar como un loco y a llorar como un bebé, haciendo que la chica pelirroja acudiera a la escena. La chica pelirroja calmaba al hombre, que por lo que parecía ser era su padre. Conseguí escuchar la conversación que mantenían.

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