Capítulo seis: ''Hogar, dulce hogar''.

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—  ¿Qu... qué?

Estoy confundida, pero me siento segura entre sus brazos. Relamo mis propios labios y suspiro, sin lograr explicarme qué sucede. Alzo la mirada y me encuentro con la suya.

—Permíteme llevarte a casa.

Quiero negar y decirle que me deje sola pero no puedo. Una parte de mídice que sí y otra me dice que me alejede él. Mientras mi corazón se concentra en latir a una velocidad extraordinaria, mi subconsciente se encuentra con ambas manos en sus caderas y niega con la cabeza mirándome enfurecida.

— Amanda. —Insiste.

Asiento con la cabeza y mi subconsciente se tira el cabello con ambas manos. Con delicadeza me hace levantar y me lleva hasta su auto que se encuentra estacionado en frente de la vereda. Él abre la puerta del copiloto y me permite entrar. Tímidamente me deslizo hacia el mismo y me acomodo allí. Y segundos más tarde es él quien se acomoda en su asiento y cruza el cinturón de seguridad por sobre su torso. Pone en marcha el auto y sin siquiera preguntarme, se encuentra ya conduciendo hacia mi hogar.

Uno de sus largos dedos (el índice, para ser exacta) se desliza por el táctil de su radio y pone una canción en volumen bajo. Supongo que quiere opacar la tensión que hay entre ambos pero la misma continúa allí sin querer marcharse. 
Reconozco la canción, Staying Alive de los Bee Gees. Papá solía ponerla para mí cuando era una adolescente. 

—Me gusta.

—¿Cómo?

—Que me gusta la canción. Bee Gees, una banda increíble.

Él asiente con la cabeza y los dedos de su mano posada sobre el volante empiezan a golpear el mismo al ritmo de la canción. Una media sonrisa aparece en mi rostro, y es que me causa gracia que si fuese por él, estaría bailando esta canción. Sólo digo...

—¿Le causa gracia algo, señorita Amanda?

Niego con la cabeza y desvío la mirada, llevándola así hasta la ventana. Muerdo mi labio inferior y pongo detrás de mi oreja un mechón que empieza a molestar mi rostro.



Estamos en casa por fin, abro la puerta y bajo sin tener la necesidad de pedirle que me ayude. Cierro y él baja el vidrio del asiento del copiloto. Me acerco y le miro, sin saber cómo agradecer. ''Gracias por arruinarme el día y luego intentar arreglarlo'', no, no... Aunque debería de decírselo. 

—Gracias.

Es lo único que logro decir. Él asiente y pone en marcha una vez más el vehículo, desapareciendo por completo de mi vista. Alzo los hombros y volteo, para así encaminarme a la puerta y entrar a mi casa. Hogar, dulce hogar...

Mientras cierro la puerta, veo que la señora Stacy, la anciana de enfrente, me mira con el ceño fruncido. De seguro ha de verme con Ferrer y está pensando lo peor de mí. Bah, qué tonterías. Mientras sus hijas son prácticamente una maldición para cualquier persona, para ella son unos verdaderos angelitos. Suspiro pesado y dejo las llaves sobre la mesita de entrada. Subo a mi habitación y me desvisto porque lo que más necesito en este momento es un baño. Así más tarde puedo visitar a papá y llevarle algo que comer. Atravieso el umbral de la blanca puerta del baño y me miro en el espejo, mientras  mis delgados dedos acarician mis labios. Fui besada por Nathaniel Ferrer. Sigo sin comprender qué quiere de mí. Es decir, primero me trata mal, luego me trata bien, y luego mal, y así sucesivamente. Y luego de reírse en mi propia cara, me besa. Yo pensaba que nosotras las mujeres éramos extrañas, pero no, los hombres también lo son..., o por lo menos, él lo es. Suspiro una vez más mirándome en el espejo y me meto en la ducha. Dejo que el agua caiga sobre mi cuerpo y me sumerjo en una relajación que necesitaba como nunca antes.

* * *

Mi celular empieza a sonar y dejo de batir la mezcla del pastel. Lo cojo, pero sigo sin descubrir o recordar a quien pertenece el número. Alzo los hombros y lo llevo a mi oreja.

—¿Diga? 

Meto un dedo a la masa y pruebo la mezcla.

—¿Amanda Stòcchi?

—Mh, sí, la misma.

—Es su padre. Necesitamos que esté aquí.

  — ¿Qué? ¿Le pasó algo?

Empiezo a sentir que mi corazón va a salir.

— No, pero necesitamos que esté presente. Es urgente. 

Relamo mis labios y suspiro, dejo todo de lado. Necesito estar allá lo más antes posible pero no tengo cómo ir. Un pensamiento fugaz se presenta en mi mente pero lo rechazo, no pediré a Ferrer que me lleve, no. 

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2016 ⏰

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