Capítulo 11

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  Sí, era ese desgraciado. ¿Ahora tenía que aparecer? ¿Cuando todo se tornaba de rosa?

-Te acordás de mi, ¿verdad, bonita? Te acuerdas de que me escupiste en la cara, ¿eh, desgraciada? Lesbiana de mierda.

Me quedé sin palabras... me chocó demasiado que alguien me dijese eso. Me arrastraba hacia algún lugar oscuro, y mi cuerpo no respondía. Tenía miedo, mucho miedo, saber que no podía hacer nada contra una bola de músculos me atormentaba. ¿Qué iba a ser de mí? ¿Seguiría viva para ver esos hermosos ojos de Julia? ¿Seguiría en mi sano juicio para poder leer junto a ella, para poder llorar?

¿Qué me iba a hacer?

~~~

Cada vez me alejaba más de la gente. No podía gritar ni patalear, estaba inmóvil.
Me tiró al piso de un empujón, y estaba acercando un pañuelo a mi boca. Recién ahí, pude gritar, pero no había quien me escuchase.

Era inútil, no podía hacer nada.

Entonces, se tornó todo oscuro.

~~~

Me desperté y el blanco me cegaba.

¿Dónde estaba?

Entonces pude sentir una suave sensación de cobijas limpias y calientes. El alivio fue inmenso, estaba en un hospital. Mi sentido de la vista se agudizó y pude ver a la figura que tanto quería, que tanto amaba.

Julia.

Era increíble como siempre que necesitaba perderme en sus hermosas facciones, aparecía para abrazarme y mostrarme, en esta ocasión, sus hermosas lágrimas.

-¡GWEEEEEEEN!

Se abalanzó encima mío, riendo y llorando. Se apartó y pude ver su cara detalladamente. Sus ojos estaban rojos, con ojeras negras, que delataban su insomnio.

Era un alivio verla. Aún y si estaba en este estado deplorable.

~~~

Nos pasamos todo el tiempo que abarcaba el espacio de visitas hablando. Me contó que se dio cuenta que este hijo de su recalcada madre (según sus propias palabras) me estaba arrastrando a algún lugar y nos siguió. Cuando me durmió, se asustó y llamó a la policía.

-No sé cuándo va a ser el juicio, pero me voy a encargar de hacerle la vida imposible- declaró con su sonrisa de satisfecha, Julia.

Ah, cómo agradecía a la vida de haberla conocido. Dejando de lado el hecho de que haya ayudado a darme cuenta de quién soy y qué me gusta, era una persona tan valiosa que me sorprendía que alguna vez hubiese tenido el autoestima baja. Su determinación por hacer las cosas, sus sonrisas, sus ojos brillantes, sus lágrimas y carácter me volvían loca de amor y ganas de vivir.

Definitivamente había encontrado a la persona que quería a mi lado hasta el día que diga adiós a este mundo.

Esclavos del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora