capitulo 8

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Los dos coches que nos seguian tambien eran como el de Aidan.

Él aceleró lo que mas pudo. Yo solo agachaba la cabeza. Podía escuchar como sonaban las balas en el coche.
En un momento pensé que habian logrado agujerear el auto, pero solo se veían unas diminutas grietas blancas en el vidrio.

No se lo que esta pasando, pero si se que Aidan lo tiene muy claro. No puedo creer que me halla mentido todo este tiempo, mi único amigo, una de las únicas personas en quien confío me descepciono, dejando ver la mierda que son las personas.

- Aidan...

- Alis, te explicaré todo, lo juro, se que piensas que soy un maldito loco demente, pero te suplico que confies en mi. Esos tipos quieren matarte, creo que ya te has dado cuenta, si yo quisiera matarte, o si no estuviese de tu lado, ya estarias muerta.

Reflexioné sus palabras. Tenía razón. No dejaría de estar enojada con él, pero al menos sabía que estaba de mi lado, por ahora me limitaré a hacerle caso.

- Esta bien. ¿Adonde vamos?

- Es dificil de explicar... - un balaso lo interrumpió - pero, tenemos que ir a un lugar, es... como tu hogar.

- ¿como mi casa?- No lograba entender.

- No, mas bien, mejor que tu casa. Es dificil de explicar, tu solo sígueme.
Yo quería hacer esto mañana pero, si no queda de otra tendremos que hacerlo hoy, no creo que podamos esperar hasta mañana, no podremos escapar durante tanto tiempo de esos tipos.

Trataba de entender pero aún así me costaba hacerlo.

Viajamos durante un rato y logramos perder de vista a los autos. Aunque yo ya me había acostumbrado al tiroteo, ya no.me agachaba cada vez que una bala golpeaba el auto.
Al cabo de un rato Aidan estacionó el auto.
Estabamos en un pueblo abandonado.
Todo era campo allí, el pasto seco, ni un arbol en kilometros y ni una pisca de viento.

Habia unas pocas casas, muy separadas unas de las otras, todas de madera, y muy descuidadas por el tiempo.
Dos cosas llamaron mi atención.
Una fueron los bagones que prohibian el paso al coche en el que estabamos. Al costado del pueblo habia unas vías muy arruinadas, debio haberse descarrilado y quedó en medio de la calle.
La segunda fue un campanal que se encontraba a unos cuantos metros de donde estabamos, parecía el final del pueblo.

- Vamos, date prisa.

Aidan bajó del auto y yo lo seguí junto a Lenah. Se encaminó hacia una de las casas. Y se ocultó detras de una.

- ¿Este es el lugar maravilloso al que ibas a traerme?

- Escuchame, vez el campanal del fondo - volví a mirar aunque ya lo había hecho. Asentí.

- Tenemos que estar ahí exactamente a las doce en punto arriba, donde esta la campana. Y tenemos que salir exactamente antes de las doce y un minutos. Y lograr que nadie, ademas de nosotros salga de allí.

- No entiendo, ¿salir de donde?

- No importa, son las doce menos nueve minutos - Aidan abrió su chaqueta y sacó un arma de ahí. Lo miré desconcertada - ¿Sabes usarla verdad?

- Si, claro, por supuesto, es que todos los dias cargo un arma al colegio y me enseñan a usarla.

- Deja el sarcasmo, ya entendí.

- Es simple - tomó mis manos y me obligó a sostener el arma, puso mi dedo indice en el gatillo y luego ubicó mi otra mano sobre la que ya sostenía el arma. Se ubicó detras de mi y puso sus manos sobre las mias, levanto mis brasos y el arma apuntando hacia ningun lado en especifico y me habló decidido - solo apuntas, jalas el gatillo y pum, muerte inmediata a lo que te amenaza - Lo miré.

RenacidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora