Mañana del sábado. El calor ya comenzaba a sentirse a estas alturas de noviembre, y las mantas hacían que fuese aun peor soportarlo. De unas cuantas patadas las aparto de mi, y me mantengo un momento extendida sobre mi cama.
Levantarme y bañarme, o quedarme transpirada, esa es la cuestión.
Con un gran esfuerzo de mi parte, decidí levantar mi trasero y dirigirlo al baño. Nada más hermoso que un baño para comenzar la mañana.
Cerca del mediodía, me encontraba comiendo mis clásicos almuerzayunos de los sábados y domingos.
Y seguimos con las rutinas. Había dicho que las cambiaría, por lo que termino rápidamente lo que estoy comiendo y me dirijo a mi habitación. Pero no a dormir, no, esta vez no será así. Me coloco un short y una blusa de tirantes, mis zapatillas mas usadas y salgo, para ir en busca de mi hermanito.
-Tomás, ¿quieres que te lleve al parque? -pregunto entrando en su habitación y encontrándolo jugando con unos autitos de juguete. Una sonrisa se dibujo en su rostro al oírme y se levanto inmediatamente.
-¡Siiii! -ese entusiasmo de niño pequeño me encantaba.
Lo ayudé a ponerse sus zapatillas y luego salimos juntos. Él se encargo de avisarles a mamá y papá, y a pesar de su asombro no pusieron oposiciones.
Sé lo que deben estar pensando: "nuestra niña por fin sale de la cueva". Son tan exagerados.
Tomamos una pelota de fútbol y juntos salimos en dirección al parque. Tenia la suerte, gran suerte, de tener uno a unas cuadras de donde vivo.
Allí nos pasamos el rato, jugando y riendo, hasta que me cansé y me senté en el pasto. El pequeño quería seguir jugando, así que yo le lanzaba la pelota desde mi posición y él muy feliz de la vida.
Ya era de tarde y decidí que era hora de volver a casa. Lancé una ultima vez la pelota y cuando mi pequeño hermano la pateo, ésta se fue lejos. A regañadientes me levante y comencé a caminar, junto a Tomás, en la dirección que había pateado. A solo unos metros mas allá había un grupo de chicos sentados, de mi edad o quizás mas grandes.
¿En serio? ¿Justo ahí debía caer?
Seguí caminando hacia allí, pero no por mucho tiempo, ya que uno de ellos se levantó y tomo la pelota.
-No la lances, no soy muy buena atrapando. -dije antes de que éste pudiera tirarla y así hacerme caminar hacia el lado opuesto, sin contar que pasaría el ridículo.
El chico se acerco y me la dio en la mano, yo solo agradecí con una sonrisa y se la di a mi hermanito.
-Ahora sí, vamos a casa. -le hice saber y comenzamos a irnos, pero antes de eso, el mismo chico nos alcanzó.
-Espera, no me has dicho tu nombre.
Eso era tan cliché.
-Emma. ¿Y el tuyo?
-Federico. -una sonrisa de lado apareció en sus labios.- ¿Eres de por aquí?
-Digamos que sí, vivo... Vivimos a unas cuadras. -aclaré tomando la mano de Tomi.
-También yo, que raro que no te haya visto antes.
Olvide decírtelo, Federico, yo no salgo.
-Si, que raro... Bueno, ya debemos irnos. -traté de despedirme, pero él volvió a hablar.
-Pero apenas te veo. ¿Tienes un número al que pueda hablarte?
Bueno... Esto no pasa muy seguido. Se lo di, pero sin duda no iba a escribirme, ¿o si?
En cuanto llegamos a casa, mi hermano se fue a seguir jugando, y yo a mi habitación. Ninguno mencionó lo sucedido; podía ser un niñito, pero no era bocón. En lo que quedaba de la tarde, dormí una siesta y cuando desperté, la cena ya estaba lista. Cenamos, y luego de ayudar a mi mamá con los platos, volví a mi "cueva".
Mañana seria domingo, por lo que esta noche me permitiría seguir viendo algunos capítulos de la serie con la que me había enganchado. Estaba apenas por el segundo capítulo cuando escucho mi celular sonar; me había llegado un WhatsApp.
[6/11 01:32] +54...: Hola, Emma.
¿Número desconocido? ¿Será él chico del parque?
[6/11 01:33] Emma: Hola, desconocido.
Miro su foto de perfil, y no era él chico que hoy había hablado conmigo. ¿Quien sería entonces? Inmediatamente me llego otro mensaje.
[6/11 01:34] +54...: ¿No sabes quién soy?
¿Soy la única a la que le suena a acoso?
[6/11 01:36] Emma: ¿Deberia saber? No creo haberte visto en ningún lado.
[6/11 01:36] +54...: Yo te vi hoy en el parque.
¿El parque? Pero si solo hable con un chico, y claramente no era él. No podian ser hermanos, no habia parecido entre ellos: Federico era rubio y tenia ojos verdes. El chico de la foto es morocho y sus ojos son celestes. Tampoco se parecían en las facciones de su rostro, porque mientras el rubio era puro cachetes, quien me habló tiene la cara muy angulosa.
No le contestaría, yo no lo vi en él parque y no se cómo mi número acabó en su celular, pero no tenía por qué contestarle. Volví a darle play a la serie, decidida a seguir viéndola. Pero a los minutos mi celular volvió a sonar.
[6/11 01:43] +54...: Soy amigo de Federico, si te lo preguntas. Yo le pedí que consiga tu número.
Y ahí encajaba todo. ¿Acaso era uno de los que estaban sentados en el pasto? Debía serlo, pero, ¿Por qué no fue él quien se acerco?
[6/11 01:50] Emma: Sí, en realidad eso mismo me estaba preguntando. ¿Por qué lo mandaste a él?
[6/11 01:52] +54...: No soy de hacer esas cosas. Por cierto, me llamo Julian.
Y he ahí el nombre del desconocido.
[6/11 01:54] Emma: Y yo soy Emma.
Él ya sabía eso. Siempre tan inteligente, Emma querida.
Y así siguió la conversación. Me encontraba de madrugada hablando con un desconocido que, según estaba enterandome, tenía dos años más que yo y estaba viviendo a solo unas cuadras de mi casa. Debería salir más.
El chico resultaba interesante y la conversación no me aburría, pero se hacia cada vez mas tarde y al otro día no quería andar como zombie.
[6/11 03:26] Emma: Oye, Julian, debo ir a dormir, ya estoy muy cansada.
[6/11 03:26] Julian: Descansa, Emma. Buenas noches.
No me molesté en abrir él mensaje, sino que guarde el celular bajo mi almohada y solo cerré los ojos, él sueño me venció a los minutos.
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Emma.
Teen FictionOh, no esperarán una de esas historias en las que la tímida chica con un oscuro pasado acabe saliendo con el capitán del equipo de futbol, ¿cierto? Porque claramente esto ni siquiera se le acerca. Soy Emma Black y en donde vivo no hay futbol america...