|Capítulo 3|

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Sin revisión.






Ámbar Pov's

Hoy,exactamente hoy, hacia una semana que Matteo no me dirigía la palabra, y cuándo nos mirábamos era solamente en los ensayos. Las cosas con él están peores que nunca,y él no tiene una idea de cómo me hace falta tenerlo cerca. Tuve que cancelar la salida de parejas con Luna y Simón porque no iba a funcionar mi plan si no tuviera él a mi lado.
Él no me dijo que habíamos terminado, no, en ningún momento dijo eso, pero también no me dijo que estaba todo bien. Me estoy odiando a mí misma por haber dicho lo que dije cuándo hacía el amor con Matteo, realmente no sé porqué dije el nombre de Simón si jamás estuvo en mis pensamientos, (quizás sí, pero nadie necesita saber) si jamás lo deseé de esa manera.

Por más que deseaba hablar con Matteo y pedirle perdón, no lo iba hacer, mi orgullo es mucho cómo para ir y decirle eso. Lo quiero pero no voy a rebajarse para que este vuelve a hablar conmigo.

Me encontraba en los camerinos del Roller preparándome para mí presentación, yo iba a salir por último. No me quejó por eso, sino que me alegro, pues lo mejor siempre salé por último.

Retoqué mi maquillaje y quedé mirándome en el espejo. Yo era hermosa, de eso no podía quejarme pero, si lo viese hasta el fondo de mi alma era fea, horrible, un monstruo. Yo estaba convirtiéndome en mi madrina, y odiaba a mí misma por no lograr ser mejor, por haber tenido ella cómo madrina. Cuándo era chiquita ella era muy tiena conmigo, siempre me llevaba en los parques de diversiones y también fue ella quien me regaló mi primer patín, y agradecía por eso, porqué ahora era la mejor patinadora de todo el Roller. Pero después de un tiempo fue convirtiéndose en esa mujer soberbia, monstruosa, frívola, amargada, la señora jaqueca. No ke acuerdo qué pasó para que ella sea así, solamente sé que cuándo ella cambió, me cambio a mí también, pues siempre exigía mucho de mí, y yo por ser una chica pensaba que así, quizás, ella volvería a ser aquella madrina que yo quería con todo mí corazón, pero lo único que logré fue que ella soló exija mucho más de mí a cada día.

Me miré de nuevo en el espejo y dejé que de mis labios saliese una sonrisa, pero una sonrisa fingida.

Escuché que tocaron la puerta del camerino, me limité a decir un "pase". Miré su sonrisa, su tierna sonrisa, que relajaba mí alma.

— Hola — se aproximó sin preguntar si lo pudiera hacer — Támara dijo que ya puede ir — Simón parecía estar incómodo.

— Oh, bien — me levanté y miré una última vez en el espejo, confirmando si realmente estaba bien.

— No hace falta que te mires tanto — dijo Simón, y soltó una risita — sos chula, de eso no lo olvides — me guiño el ojo, y yo sonreí cómo una tonta enamorada, espera, ¿qué dije?

— E...eh — miré a otro lado por lo ardiente que se encontraba mis mejillas — me voy.

Salí corriendo de aquél lugar. ¿Porqué Simón me ponía tan nervisoa con tan solo una mirada, o una palabra? Ni lo sabía y tampoco lo iba a averiguar.

Támara me vio y me sonrió, yo sonreí de vuelta.

— Bueno, y ahora en nuestro palco — dijo Támara — ¡Ámbar Smith, la reina de la pista! — el Jam and Roller explotó en aplausos. Por primera vez en mí vida estaba nerviosa.

Me subí al escenario sonriendo cómo si yo fuese la persona más confinante del mundo. Miré a Matteo, éste me sonrió, le sonreí. Ahora me sentía un poco mejor.

que en este lugar
Todo puede pasar
Salto, giro
Y encuentro mi libertad

Siempre Fuiste TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora