Roi. III

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Cris se ha ido caminando hacia la estación dejando a su paso un rastro de tierra que llevaba pegada a las zapatillas. Después de limpiar, ha vuelto a recuperar su habitual entusiasmo y felicidad, y se ha despedido apasionadamente.

Roi permanece junto a su coche sintiéndose débil y sin ser capaz de reunir el valor y la energía para subirse al vehículo. Lo rodea hasta situarse en la parte de atrás y abre el maletero. Tanto el recubrimiento interno de éste como la colcha que lleva dentro doblada tienen manchas marrones y rojizas, unas más secas que otras, lo que indica que tienen distinta antigüedad. Huele como a hierro y a podredumbre.

—No lo pienses más. Al fin y al cabo, eres uno de los nuestros — oye decir a Cris.

Mañana Roi olvidará esto y volverá a fumar en el césped bajo el platanero seco, con o sin Cris.


Punto y a parte.

Cuando pasan cosas malasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora