Sk8er boi | c.h |

"Cuatro"

Mad tuvo que admitirlo, aquello la había tomado por sorpresa.

Ella apenas lo conocía y a él parecía gustarle todo de ella, lo que no la incomodaba en absoluto. Así que cuando aquel chico le confesó su atracción, ella no supo que hacer más que correr, el pánico la cundió. Unas cuadras más adelante, tropezó con una cáscara de banano, quién sabe por qué, tal vez las cáscaras sentían una atracción por ella también, eso sí la incomodaba. Cayó de espaldas, pero esta vez nadie la tomó en brazos, nadie la miró detenidamente o le regaló un osito de felpa.

Fue en ese momento que notó cómo había dejado plantado en aquel callejón al muchacho con un osito panda que a ella le había encantado.

Rápidamente volteó en la dirección opuesta, encaminándose al callejón donde se conocieron, al girar por la estrecha entrada, notó que el moreno estaba recostado en la banca con el osito cubriendo su rostro.

Qué lindo es. Pensó Maddie. Entonces se percató de su físico detenidamente, había estado tan avergonzada todos estos días, que no hacía más que agachar la mirada.

Su cabello había recibido un corte reciente, dejando resaltar las facciones angulares de su rostro. Ella había visto el mismo corte en todos los chicos de Sídney, pero al muchacho del panda le quedaba realmente increíble.

No es lindo, en lo absoluto. Es hermoso. Mad se preguntó si a los chicos les gustaba que los comparasen con ositos pandas. Soy una idiota-pensó cubriéndose el rostro.

Una risilla la sacó de sus pensamientos.

—¿Cuándo me vas a decir tu nombre? — inquirió el moreno.

Maddie notó la manera en que su sonrisa realmente llegaba hasta sus ojos que se empequeñecían con el gesto.

Estás guapísimo-pensó.

—¿Ya estamos en esa parte? — rió Mad.

—¿Qué parte? —inquirió el joven confundido.

—La parte en la que preguntas mi nombre y luego mi número.

Rió una vez más, Maddie deseaba que dejara de hacerlo antes de que fuese muy tarde y terminara enamorada de su sonrisa.

—Mi nombre es Maddie Lucas— respondió.

—Un gusto Mads— le tendió la mano— Mi nombre es Calum Hood— sonrió— ¿Por qué eres tan malditamente tierna?