No es algo nuevo, lo he estado toda la vida

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Había pasado un tiempo en el que ella no entraba a su cuenta por lo atareada que estaba con sus estudios. Stephen revisaba su cuenta día y noche todos los días para ver si la encontraba conectada y podían charlar un rato. No había caso, era como si ella hubiese desaparecido de la faz de la tierra.

Un día se conectó en la mañana, como nunca y él, al verla online, empezó a escribirle entusiasmado, preguntándole cómo le había ido, por qué no estaba entrando y si había mejorado las calificaciones en matemática. Después de unos minutos esta respondió que no había tenido tiempo para entrar, ya que había muerto un familiar y había estado algo apenada. Le preguntó si alguna vez había tenido una pérdida de esas dimensiones, y el joven le contestó que guardaba distancia con su familia, ya que prefería estar solo en su habitación. A diferencia de él, su familia era muy sociable, por lo que prácticamente no compartía con ellos, salvo con el perro de la familia, al cual adoraba.

Horas después, ella le dijo que ese día en el colegio le habían hecho bullying a una chica, y que aún no lograba dejar de pensar en ella, ya que siempre la veía triste y la había visto hacer unos dibujos algo diabólicos en su libreta. Stephen no le tomó importancia.

Al rato le confesó que tal vez se parecía a esa chica, salvo porque nunca le había gustado dibujar, pero que tenía depresión. Ella le preguntó por qué no se lo había contado, qué había ocurrido y le ofreció ayuda. Stephen le respondió que llevaba años con depresión, y de hace tiempo  que estaba pensando en que su vida no tenía ningún sentido, pero desde que empezaron a chatear que se sentía algo feliz. Gracias a ella, había podido conocido la felicidad al menos durante unas horas.

Incomprendidos  #1 BilogíaAsperger               Donde viven las historias. Descúbrelo ahora