Amor, no me dejes

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Durante los meses que quedaban para que Ramata se fuera a estudiar y con eso también irse a vivir allá, ambos aprovecharon cada momento libre que tenían para estar juntos. Sin embargo, ahora se estaban cuidando con preservativos y ella con pastillas, pues la primera vez lo habían hecho sin nada y ella tampoco quería embarazarse tan joven. Por el contrario, lo que más quería Stephen era tener hijos con ella.

Una semana antes de su ingreso a la Universidad, se juntaron los cuatro para hacer un asado a modo de celebración por los dos meses que Stephen y Ramata llevaban siendo novios en la vida real. Así pasó volando la semana; Edgar y Natalie trataban de darles su tiempo a solas y ellos lo disfrutaban a concho. Stephen no perdía la oportunidad de darle regalos, hacerle cariño y darle besos, cosa que ella aceptaba encantada, diciéndole a ratos: No me dejes, amor.

Un día antes de la despedida de Ramata, Stephen no se quería separar de ella y se pasó todo el día pegado a ella, pese a los cuarenta grados de calor que había.

Cuando llegó el día, Stephen lloró desde que se despertó al lado de ella hasta cinco horas después de que ella se fue, sin parar; mientras ella lo miraba con lágrimas en los ojos y sacaba sus largos dedos por la ventana, entrelazándolos con los de él. El chófer les tocó la bocina y Natalie con su novio se llevaron a Stephen para consolarlo dentro de casa, al tiempo que movían la mano a modo de despedida.

Glosario
Disfrutar a concho: Disfrutar mucho

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