— ¿Entonces me dices que le dijiste que amabas el frío solo para no aceptar su chaqueta?— Admiró la castaña.
Sonó el timbre de salida.
— Si— Se echaron a reír.
De la nada dejaron de reír.
— Qué ingenua. Se la hubieras aceptado, hubiera sido un gran paso entre ustedes.— mencionó tomando sus cuadernos y guardándolos en su bolsa.
— Lo siento, doctora corazón— contraatacó sarcástica.
— Bueno, no importa, todos los días se ven.
— Creo que te esperan— Dijo la chica apuntando a alguien fuera de la puerta.
— Oh, es cierto, bueno, te veo luego— repitió agitando la mano en forma de despedida y yéndose con aquel chico.
Mientras tanto en otra parte de la cuidad
— Gracias mi vida, pero yo puedo sola— mostró una gran sonrisa cargando su equipaje.
— Como digas.— Mientras abría la puerta blanca de la casa.
"#2506"
Entraron a la casa, todo estaba en orden.
La chica hizo a un lado sus maletas y se lanzó sobre el chico, abrazándolo.
— Muchas gracias...— Susurro al oído del muchacho y cerrando los ojos se dejó llevar por el perfume que usaba su comprometido.
El chico no hizo más que corresponderle.
2...
5...
8...
10 segundos duraron así hasta que la soltó pero ella aún seguía aferrada a su cuello, entonces él empezó a moverla de aquí a allá pero no se zafaba.
La escena era estupida y graciosa así que ambos se rieron soltándose.
— Tu habitación será la que está junto a la mía, sube— dijo apuntando a las escaleras mientras él iba a ellas.
Ella lo siguió cargando sus cosas y cuando llegaron a dicho cuarto abrió la puerta.
Con el pequeño interruptor que estaba a un costado de la puerta, encendió la luz.
La habitación estaba impecable, pero solo había un ropero, aire acondicionado, una cama y una gran ventana con unas cortinas blancas. Las paredes eran de unos colores café pastel, casi beige.
La chica lo abrazó por las espaldas y él empezó a sentir que una mano lo recorría hasta que llegó a la cintura pero antes de que pudiese llegar a la entrepierna el la sostuvo y se zafó de su agarre.
— Esas cosas no— Dijo molesto.
En el colegio
— Entonces, ¿Crees que ya llevas buen progreso con Jéssica?— Cuestionó dando una mordida a su Sándwich.
— Si, mañana que iremos de campamento, me pidió que fuera su compañero de casa de campaña, ¿Lo puedes creer?— Dijo emocionado sosteniendo una bandeja con su comida.