— ¿Existe algún inconveniente? —Preguntó el Doctor con cierta curiosidad acomodándose sus anteojos de lectura.
— No, por supuesto que no —Dijo ente dientes— Pero tener una opción más no está de más —Ahora lo repitió con una sonrisa.
— De acuerdo —Mencionó finalmente con la intención de retirarse.
— Disculpe... ¿Podría pasar a verlo? —cuestionó con un hilo de voz.
— Puede, pero... No recomiendo... Ver a un ser querido en estas condiciones resulta doloroso...
Eso último le causó un pequeño paro en el corazón.
— Quiero estar con el... —Susurró Isabel, a lo cual el médico asintió y la llevó.
— Está sedado, por lo mismo de que no está en condiciones de gastar su energía con la pérdida de sangre que obtuvo.
A la otra chica la pasaron a la misma sala en donde habían metido a Erika.
Erika ya se había pasado a la sala de recepción y preguntó todo acerca de lo que había pasado con su hermano.
Isabel entró sola a la habitación en donde se encontraría su prometido.
No pudo evitar sentir una profunda tristeza y conmoción al verlo así, tan delicado, con algunos sueros a su lado y conectado de algunos tubos.
Un collarín acomodaba su cuello. La chica intentaba evitar las lágrimas, se acercó a con el pelinegro y tomó de su mano delicadamente.
Notó que estaba fría, pero no lo suficiente como para considerarse muerto, se escuchaban los sonidos del electrocardiógrafo al inspeccionar los latidos del corazón. Eran tranquilos.
Se veía tan amable, tan tranquilo.
Ni si quiera se habían estado llevando bien en sus últimas conversaciones causando en ella el sentimiento de arreglar las cosas con una sorpresa que quería planear que era por esto que no quiso responder sus llamadas telefónicas.
Levantó la mano que había tomado y la abrazó, o eso intentó.
Narra Alicia
Tomé asiento y nos ofreció comer pero no aceptamos, pues ya habíamos comido anteriormente.
Intentando no llorar me contó lo que había sucedido, desde su casi beso y confesión con Anthony, la cual aún no me lo puedo creer, hasta el accidente de Ryan, su hermano, me siento mal por ellos.
— Entonces ¿a dónde ibas antes de que yo llegara? —Mencioné agitando la mano para hechar me aire en la cara, hacía calor.
— ¿Tienes calor? Pero si el aire en 20°C... Tal vez sea por el suéter que traes —Repitió pensativa.
— Tal vez... —Hablé nerviosa, pues sabía que si me lo quitaba se verían los cortes.
— ¿No te lo piensas qui- —La interrumpí.
— Oh si, te preguntaba, ¿a dónde ibas? —Quería cambiar de tema.