Antes la soledad al sufrimiento.

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Y si el amor es como el mío: terco, ciego, patético, masoquista, demasiado soñador y muy poco realista, que al principio vuela alto y sin paracaídas siendo consciente de que luego caerá en picado, que reconstruye el corazón y más tarde lo arranca de cuajo, no lo quiero.

Y si el amor es como el tuyo: indeciso, confuso, poco claro, que un día quiere y al siguiente todos los sentimientos se han esfumado, por la mitad, rasgado y racionado, cambiante y poco constante, cobarde, que piensa más de lo que ama cuando el amor simplemente se siente, no lo quiero.

Y si el amor es mirar con los ojos de la cara en vez de con los del alma, querer recibir sin dar nada, que en vez de echar raíces cría alas, egoísta, con fecha de caducidad, de usar y tirar, que no se enamora de la persona sino de la idea de estar enamorado, no lo quiero.

Que demasiado he sufrido ya como para tener que soportar una decepción de lo único que me da esperanzas de que algo pueda cambiar.

Cartas para ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora