Tú no estarás
al tiempo que encanezcan mis cabellos.
La casa que otro tiempo habitaras
de tu eco ya solo será testigo,
y el manzano que entonces ofrecía,
a tu mano y a la mía, frutos dulces,
solo musgos y líquenes e insectos
dará para otras manos invisibles.
Yo, único habitante de tu reino,
el fiel guardián seré de tu memoria;
y solo cuando al fin al huerto llame
la muerte, para mí también hermana,
cerraré, junto a los ojos, para siempre,
la puerta del jardín y de tu casa.________________________
Ilustracion: Andrew Wyeth
Este poema fue escrito a la vista de los recuerdos guardados en una vieja casa de pueblo en donde hasta las paredes parecían hablar de sus antiguos habitantes y de todo lo que habían visto. Entre aquellas escenas que guardaban en su interior estaban también tantas de mi infancia que se marcan aún con trazo grueso mi memoria.
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Cuadernos de un viajero
PoesíaMis 25 mejores poemas Selección extraída del libro "La niña blanca".