Durante toda la clase del señor Clarke no pude prestar siquiera un poco de atención. Mi mente se desviaba inmediatamente a aquellos ojos caleidoscopios y cálidos del chico de la azotea. No sabía su nombre..., de hecho no sabía nada acerca de él..., esperaba verlo con ansias esa noche.
(...)
Luego de unos veinte llamados de atención por parte del señor Clarke dado que no prestaba atención a su clase, el timbre sonó indicando la hora del almuerzo. Cogí un plato y empecé a pasar por los estantes de la cafetería para escoger mi almuerzo. Lo llevé, tibio, entre mis manos hacia el patio donde iba a sentarme. Normalmente no comía en las mesas ya que ver tantas personas juntas y además tantos murmullos solía agotar mi paciencia y hacerme sentir hostigada. Empiezo a caminar hacia las gradas y noto que no hay nadie ahí. Genial —pensé—, tenia todo el patio para mi.
Me siento y tomo un poco de puré de patatas y me lo llevo a la boca. Acompañado de un nugget de pollo. Comienzo a masticar y unos pasos cerca de mi me hacen levantar la vista. Era Lenna, una compañera de clases, la cual no era mi amiga pero, se podría decir que era la más cercana a mi.
—¡Hey, Cass!—saludó mientras iba subiendo las gradas hasta llegar a mi lado—, hoy tampoco ha venido la profesora de literatura —hizo un puchero. Era su clase favorita—. Así que Jack y yo..., nos preguntábamos si querrías ir al centro de la ciudad. Iremos a un café que queda allí.
Mi cerebro analizó sus palabras e inmediatamente hizo un ding. ¡Iriamos a un café en el centro! Y con suerte: ¡al café que quedaba frente a la tienda de discos donde trabajaba caleidoscopio!
—Cass —me llamó moviendo su mano frente a mi cara—, lamento interrumpir tus pensamientos. ¿Iras?
—¡Claro que voy, Lenna! —la abracé alegremente—, ¿podemos ir a uno que yo conozco? por favor, por favor
Estaba consciente de que 1. Lenna nunca me había conocido tan infantil. Nunca m
la había abrazado ni mucho menos rogado por algo. Y 2. Estaba emocionada por solo ver a un chico..., darme cuenta de esto me hizo repetirme a mi misma en mi cabeza deja de actuar como una adolescente de hormonas alborotadas.—Sí, Cass —aceptó ella riendo—, claro que podemos ir al café que quieras, además —cogió uno de mis cachetes entre sus dedos y lo pellizcó—, ¡nunca te había visto tan emocionada!
(...)
Terminé mi almuerzo rápidamente y Lenna me acompañó hasta conseguir al resto de los chicos. Era un grupo pequeño, y eran todos amigos de Lenna. Dos chicas: Carrie y Moon. Y tres chicos: Peter, Jack y Tim. Todos ellos me caían muy bien, eran chicos simpáticos.
(...)
Luego de tanto caminar, finalmente llegamos a la cafetería. Tuve que resistir para no adentrarme en la tienda de discos y preguntar por el chico caleidoscopio. Ni siquiera había echado un vistazo dentro del establecimiento, para notar si él estaba allí o no.
Nos sentamos y todos ordenamos. Yo pedí mi típico café negro, esta vez acompañado de un pastelillo de chocolate.
—Cass, chica —llamó mi atención Moon. Una pelinegra del grupo. Muy callada pero simpática al mismo tiempo—. No haz dejado de moverte desde que llegamos. ¿Pasa algo?
Todas las miradas del grupo se posaron en mi.
—Hm, no. Sólo..., quiero pasar a la tienda de disco de al frente. ¿Podria? ¿por favor?
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Lights
RomanceUna ciudad nocturna es mucho más activa que una diurna. Una fotografía tomada de noche es mucho más preciosa que una tomada de día. La luna es mucho más hermosa que el sol. Por estas razones y muchas más hay personas nocturnas. Personas que prefier...