- Sunggyu... No te olvides de cambiar los manteles de las mesas.
Kim Sunggyu había llegado a Maid Café para solicitar empleo. Desde hacía dos semanas se había unido, siendo el tercer maid que se encargaba de ayudarme a mi y a Yeol a atender a los clientes. Era un tipo educado y agradable, incluso entraba en la categoría de guapo aunque no como su hermano.
Como yo, había llegado a preguntar por el empleo ignorando "el concepto de la cafetería" algo raro a estas alturas considerando que se había vuelto muy popular entre los universitarios. Más adelante descubrí que era un ratón de biblioteca dedicado a los estudios ya que al igual que yo, él y su hermano Myungsoo eran becados, razón por la que necesitaba un trabajo con urgencia.
Al principio había rechazado la oferta al darse cuenta de que tendría que vestir el uniforme de sirvienta con una ridícula falda y delantal, pero los hermanos Kim no tardaron en volver un par de horas después con Sunggyu aceptando, para nuestra sorpresa, el contrato.
Myungsoo lo acompañaba casi todas las tardes. Se sentaba en una mesa apartada del bullicio de la cafetería, sacaba libros, libretas y su laptop y se ponía a teclear mientras bebía café hasta el cierre. Una vez, curioso por saber que tanto escribía en aquella pantalla, me confesó que se dedicaba a realizar la tareas de los estudiantes ricos y perezosos que estaban dispuestos a pagarle una buena cantidad por ello, aunque no tardé en darme cuenta de lo popular que era y que aquellos estudiantes eran en su mayoría chicas que con tal de tener contacto con él le pedían que hiciera sus deberes.
-Serías un buen candidato a maid. -comenté mientras caminábamos hacia la cafetería siendo detenidos de vez en cuando por señoritas guapas que le pasaban sus libretas, libretas que a menudo venían con números telefónicos o mensajes cursis.
-Si bueno, no creo que me viera tan bien como tu en falda.
-¿Eso es un cumplido? - ambos nos reímos.
Sunggyu y Myungsoo también estudiaban en la facultad de artes aunque en distintas carreras a la mía. Sunggyu estudiaba teatro mientras que su hermano se desarrollaba en el arte de la fotografía. Myungsoo y yo compartíamos algunas clases, me sorprendí cuando al presentarnos por primera vez dijo ya conocerme. Aunque lo cierto era que nunca había puesto atención a la gente hasta que entré a Maid Café.
Desde entonces nos hicimos amigos, Myungsoo no sólo era popular y tremendamente atractivo también era muy inteligente y amable, muchas veces me acompañaba a mis clases, nos íbamos juntos al establecimiento o me acompañaba a mi dormitorio cuidándome de mis acosadores admiradores. Algo veían en su mirada cuando intentaban acercarse o darme un regalo, que se alejaban al instante. Frecuentemente me decía que lo mejor era no dejarme sólo en la noche cuando alguien podría seguirme y aprovecharse. Yo no podía sentirme más agradecido.
Había sido un domingo de arduo trabajo, Sungyeol había traído una especie de disfraces de animalitos que parecían pijamas llamados "kigurumis". A mi me dió uno blanco de osito, a Sunggyu uno amarillo parecido al del personaje animado winnie pooh y él usó uno de un oso café que me parecía haber visto antes impreso en algunas cartas de mis admiradores. Aquel día habíamos sido un trío de lindos ositos y las chicas y chicos que asistieron a la cafetería se habían mostrado encantados tomándonos fotos, armando alboroto. Yeol también le había confeccionado a Myungsoo un traje de gatito negro, pero este se había rehusado rotundamente a usarlo y no pude evitar sentir una ligera pizca de decepción.
Y ahora después de una larga jornada, nos encontrábamos limpiando para poder cerrar. Sunggyu pidió permiso para salir un poco antes ya que tenía que realizar un proyecto de literatura dramática así que se adelantó despidiéndose de Myungsoo que había alegado todavía no terminar sus deberes.
-Oye Jjongie... ¿Crees que puedas arreglártelas sólo y cerrar el local? Howon y yo tenemos un... asunto que antender.
-Por supuesto no te apures. -sonreí un poco confundido al ver como Sungyeol golpeaba con el codo a Hoya cuando este iba a decir algo. Sin duda era un par extraño.
-Myungsoo, te encargamos a nuestro bebé. - le guiñó un ojo, el mencionado asintió despidiéndose volviendo al libro que leía.
Suspiré al verlos traspasar la puerta y me puse a limpiar la barra y fregar el suelo de la cocina.
-¿Quieres que te ayude? -preguntó Myungsoo quien me veía ir y venir por el local.
-No, no te preocupes. Me falta poco. Si gustas puedes irte no es necesario que me esperes.
-No está bien, te espero. - sentí mi corazón dar un vuelco al ver su sorisa de hoyuelos, esos lindos hoyuelos que me daban tentación de tocarlos con mis dedos.
Después de un rato y de terminar con los inventarios, me estiré un poco agotado pero satisfecho de haber terminado. Eché un vistazo fuera de la cocina para ver a Myungsoo quien había tomado su cámara y parecía mirar algo divertido en ella.
-¿Puedo mirar también? - me senté junto a él con un trozo de pastel de fresa y leche para compartir. Afuera ya no había rastro del atardecer, sólo la fría y estrellada noche.
-Claro!
Acerqué mas mi silla a la suya y comencé a ver toma tras toma riéndome de las fotos que mi amigo había tomado aquella tarde. Sungyeol posando en ángulos sexys y atrevidos que contrastaban de manera graciosa con su kigurumi de oso. Sunggyu mirándolo con una mezcla de vergüenza y exasperación. Y luego yo... riendo, haciendo pucheros, sirviendo a los clientes, sonriendo, mirando hacia ningún lado...
-Son... muy bonitas. - volteé hacia Myungsoo quien al parecer me había estado observado demasiado cerca, mientras veía sus fotos.
-No, tu eres más bonito que eso. - susurró
Un extraño calor se extendió por mi cara. Myungsoo parecía diferente, me miraba con esos profundos ojos negros de manera tan intensa que inconscientemente desvié mi mirada hacia sus labios, sintiéndome enrojecer.
Tomó mi mejilla con su mano suave y tibia, obligándome a mirarlo. Sentí su aliento rozar mi cara y antes de poder decir o hacer nada, me besó suavemente en la soledad de la cafetería.
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Maid Café (MyungJong MiniFic)
FanficLee Sungjong es un humilde universitario becado. Una tarde se encuentra una oferta de empleo, sin imaginarse la clase de uniforme que tendría que ponerse.