¡Despierta, holgazán!

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- ¡Continua...!

- ¡Esperen un momento!- Andrómeda bufo al ser interrumpida.- Haremos un descanso de 10 minutos.

El comedor se disolvió y las conversaciones empezaron en las mesas.

Ginny Weasley sonreía melancólicamente mientras observaba como sus amigos se besaban, charlaban y reían con sus respectivas parejas.

- ¡Hey, Ginny!- le saludo Tonks acercándose a su silla.

- Hace tiempo que no te veía, Tonks.- la abrazo.

- Lo sé.- suspiro.- Hemos tenido que encerrar a todos los mortífagos de Dumbledore. Mucho papeleo.

- Debes estar cansada.- Ginny sonrio.- Aunque no me perdí esa parte de la presentación de las hijas de Percy. ¿Desde cuándo estas enamorada de Kingsley?

Tonks se sonrojo con su pelo.

- Uhmm.- miro a Kings que charlaba alegremente con Arthur.- Desde que le conocí.

- Siempre pensé que te gustaba Remus.

- Solo somos amigos.- afirmo incrédula.- ¿A quién se le ocurre eso? Además, Snape no deja que me acerque mucho a él.

Las dos rieron.

- ¿Y tú? ¿Ya te declaraste?- le pregunto Tonks.

- No.- sus ojos marrones se volvieron tristes.- Estoy buscando la forma de decírselo.

- Se que encontraras las palabras adecuadas.

- ¿Y si no me acepta?

- Por lo menos sabrás que lo has intentado antes de quedarte con la duda.- Ginny volvió a abrazarla.- Ahora voy a molestar un poco a Snape. ¡Hey, Remus! ¡Querido!

Tonks se lanzo en plancha sobre Remus, quien le beso la mejilla bajo la mirada fulminante de Snape y Kingsley.

"Esta Tonks".- Ginny negó con la cabeza viendo como Kingsley atrapaba de la cintura a su futura mujer, y la cargaba fuera del comedor.

La cara de Tonks era alegría pura.

- Ginny.- susurraron en su oído.- ¿Qué haces? ¿Hay muchos torposoplos a tu alrededor?

La voz suave de Luna hizo que le dieran escalofríos.

- ¿Tú crees?- susurro.

- Se que te ocurre algo.- musito entristecida.- No te presionare, pero puedes contar conmigo.

Ginny asintió lentamente.

Luna poso su cálida mano sobre la de Ginny, mientras la miraba a los ojos, esos ojos azules de Luna que la leían como un libro abierto.

- ¡Vuelvan a sus asientos!- y Tonks y Kingsley aparecieron silenciosamente por la puerta con los labios rojos.

- Creo que de tanto repetirlo va a convertir su boca en pico de loro.- le dijo Sirius a James al oído.

Desgraciadamente Minerva lo oyó y le mando un hechizo que rozo su cabeza.

- Lo siento, Black.- dijo en alto.- Se me ha escapado sin darme cuenta.

Sirius sabía que no era cierto, pero Lucius y Draco no tardaron en fulminarla con la mirada.

- No enfades a Minnie.- le advirtió James.

- ¿Que ha dicho, Potter?

James doblo la espalda.

- Yo...- se señalo, y miro a todas partes.- Si no he hablado.

¿¡Son tus hijos!? ¡Nuestros hijos! (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora