La fiesta

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Ella estaba parada ahí mirándome fijamente con una mirada impaciente. Su voz se distorsionó. 

— ¿Te pasa algo? Parece como si hubieras visto un fantasma. 

Parpadeé y lo que alguna vez fue una chica rubia, alta y de ojos celestes, se transformó en un chico de ojos verdes y lo suficientemente alto para tener una cabeza más que yo. Era Harry mirándome como si tuviera alguna enfermedad.  

— ¿Qué fue eso? — pensé en voz alta. 

— ¿De qué hablas? 

Oh rayos. 

— Es que tu eras... Ella estaba... Y, olvídalo ¿quieres? no estoy de humor para esto. 

— ¿Estas de humor para una fiesta? porque si no lo estas no me quejo. 

— Estoy lista en cinco minutos. 

No tardé mucho en ponerme una chaqueta azul de cuero y un par de jeans celestes, bajé las escaleras y Harold estaba ahí esperándome con las llaves del auto en la mano. Salimos y nos encontramos con tres autos. Un Lamborggini, una jeep comander y un ferrari. 

— ¿Cuál elijes?—  preguntó con seriedad. Si en algún instante nos llevamos bien, ese momento se esfumó con una pregunta. 

— No lo sé. ¿El Lamborggini? — sorío de oreja a oreja. 

— Subete. 

Ambos subimos, el auto arrancó y nos dirijimos a la fiesta mientras yo escuchaba música a todo volumen. Canté las que me sabía y tararé el resto. Cuando la canción en serio me gustaba cerraba los ojos y trataba de encerrarme en uno de mis recuerdos felices.  

Yo estaba ahí y Zayn también, corríamos en el campo tratando de atraparnos uno al otro. Reíamos sin parar, descansábamos un poco y volvíamos a correr. Él quiso atraparme pero se resbaló y cayó tirándome a su lado. Me preguntó si quería una revancha y yo le respondí con un beso, pero apenas toque sus labios el recuerdo desapareció y volví al carisimo auto Styles. La múdica tranquila fue interrumpida por un escandalosa que provenía de una casa llena de adolescentes. Odio estas fiestas, prefiero quedarme en casa leyendo una novela o componiendo música, pero no me puedo mostrar aguafiestas con el señorito perfección. 

Harry entró y me ignoró. Es obvio que no quiere que nos vean juntos, no me importa, yo viviré la fiesta a mi modo y él al suyo. Cruzé la puerta y no me fue muy difícil encontrar el lío, muchas personas y poco espacio. Lo único que podía sobrar era el alcohól. Prefiero volver al auto y quedarme ahí hasta que amanezca. Ya estoy hasta el cuello de idioteces. Iba a retirarme pero un brazo me tomo desprevenida. Era Luis. 

— ¿Qué haces aquí?—  pregunté—  se supone que tienes que estar en el magnífico Londres. 

— Vine para ayudar a mi amigo, y paro en lo de una amiga. 

— Con que una "amiga" ¿Eh?—  dije burlona. 

— No te burles, y si en lo de una amiga. 

— ¿Hay alguien más? como no sé, un hermano menor u otra persona que se quede allí. 

— Oh sí. También esta Leigh-Anne. 

Me estube apunto de atragantar con lo que sea que me dieron. 

— ¿Leigh? 

— Sabes que está sacándome de quicio con sus libros. Todo el día diciendo que un tal "Mace" la destruyó, y que un "Trevor" es suyo y ella es de él y que algún "Ratch" la ama y que un "Seeta" le dijo real. Oh y también que el amor de "Tres" y ella no podía ser controlado. No entiendo nada de lo que dice. 

— Primero son personajes de libros. Y segundo son Jace, Travis, Patch, Peeta y Cuatro. 

— Es lo mismo, no los voy a leer. Así que— se encogió de hombros. 

— Si que lo harás. Te apuesto 50 billetes a que no terminas esos libros en una semana. 

— Hecho,y lo mismo digo. 

Nos separamos y yo me senté en la barra tratando de reconocer alguna cara familiar, pero nada. Yo no tengo nada que hacer aquí solo fue una tremenda casualidad encontrarme en este lugar. Fuí a buscar a Harold, pero ni pistas. Me dirigí al jardín trasero, y solo encontré a Louis tambaleándose. No hace falta que lo diga para saber que esta ebrio. 

— ¿Donde está Harry? — pregunté firme. 

— Creo que en una de las habitaciones de arriba — dijo mareado—  pero no sé porque buscaría a otra teníendo semejante bombón como esposa. 

Me sonrojé y me fui a arriba. Le prometí a Perrie que no iba a dejar que otra chica lo tocara. Y una promesa es una promesa sin importar que. Abrí la habotación y Harry estaba echado en la cama con una chica en ropa interior en el borde mirándolo de frente. Cuando entré la chica se asustó y se alejo. 

— Llegas a tiempo...Hip— él también está borracho y con hipo—  ¿quieres aconpañarnos?...Hip. 

—¡Ponte ropa y salgamos! 

— No quiero—  dijo encaprichandose como un niño pequeño. 

— Entonces tu amiguita se tendrá que ir — dí un paso a ella- ¡Bu! 

Salió corriendo en todas direcciones para dar con la puerta. 

— ¡Hey!, ¡me estaba divirtiendo! 

— Yo no, ahora vámonos. 

— ¿Escucho celos por aquí?Hip. 

— ¡No! pero me quiero ir. 

— Bien, pero deja que me cambié...Hip. 

Antes de que se ponga el pantalón saqué las llaves. Conducimos un buen rato. Llegamos a casa y trate de dormirlo pero se levantaba a cada rato con una excusa nueva.

— Quiero comer. Tengo haaambre...Hip. 

— Ya, duérmete y te daré un chocolate. 

— Podré estar borracho, pero no soy idiota...Hip. 

— Mañana hablamos ¿quieres? 

— Bien, pero no tengo sueño Poopey. 

— Ahg, hasta mañana. 

Apagué la luz y solo se escucharon ronquidos. 

Fui a la sala de música y empezé a escribir. La melodía salió, era tranquila, y me gustaba. Pero la letra no quiere salir, siempre pensé que para escribir algo tenía que ser profundo y que tenga que salír de mi misma. Nunca supe escribir una canción, es la primera vez que lo hago. Esperen ya sé, bueno, solo en parte.

Creo que voy a tener que dedicarla a alguien que cambió mi vida.

(Living en multimedia)

Parejas disparejas- Jarry (Parte I terminada, II en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora