Capitulo seis.
Viernes por la noche, Amy se encontraba en mi computador leyendo una noticia bastante rara.
-¡puedes creerlo!
- ¿Que?- dime mientras me le acercaba.
- Una señora da a luz a su bebe en el pasto
- dios-dije mientras una mueca de disgusto se posaba en mi rostro.
- ¿Qué clase de persona hace eso?
-Las in-humanas, querida- dijo mi madre entrando.
-Tiene razón, ¿como esta? - sonrió.
"Vacaciones en el más allá, ya sé que todo se podría acabar" -cantaron.
- ¿Escucharon eso? -dije.
- ¿Escuchar que, hija?
-La canción, no lo escucharon...
- Em ¡No!, te sientes bien ___TN
- Eh si, si necesito agua, ahora vuelvo.
Camine hasta la cocina y cogí un vaso de agua mientras bebía tocaron el timbre, y fui directo a abrí.
Él se encontraba ahí parado observándome de pies a cabeza.
-Hola- balbuceo mientras sonreía a medias.
-Hola Harry, ¿Qué haces aquí?
- ¿Quieres salir a dar un paseo?
-Lo lamento, es que Amy esta en casa...
- Solo será media hora ¡Por favor! - me miro suplicante- Tengo que mostrarte algo.
-Bien tú, ganas pero solo media hora.
-Está bien... sonrió y fui a mi cuarto donde me ponía una chaqueta negra y un poco de perfume.
- Saldré con Harry, vuelvo en media hora.- dije.
- Ah mi niña está creciendo- dijo mi madre.- Me cuentas todo cuando vuelvas...
-Ah mi amiga y su enamorado...
- De que hablan-las mire aterrorizada, casi nunca me gusto andar de novia. Invadían mi espacio personal y por lo regular siempre me dejaban porque le ponía más atención a los libros y a la escuela que a ellos.
Cuando llegue a él, me sonrió y me cogió de la mano y caminamos hasta el bosque. Me incomodaba un poco tener su mano agarrado de la mía. Incomodo en el sentido de que me sudaban las manos y era vergonzoso.
-¿A dónde vamos, Harry?-pregunte.
- Es sorpresa.- dijo mientras me guiñaba un ojos, me solté de su agarre y seguimos caminando, llegamos a un hermoso lago, al otro lado se encontraba un enorme campo repleto de flores de todos los colores.
-Es hermoso, Harry- dije fascinada.
- Y aun sigues escuchando aquellos susurros malignos.
-Eh ya no, ¿Cómo sabes eso?- arquee una ceja.
- Y qué hay de las risitas- dijo.
-Si, en serio ¿Cómo sabes eso?
-Ven sígueme- me cogió de la mano y caminamos hacia el campo rodeando el lago. Al llegar del otro lado me cubrió los ojos con sus enormes manos y dijo:
-Cuando cuente tres abrirás los ojos, jura no alarmarte...
-Eh lo juro, creo...
-uno
Quería ver lo que era, tal vez encontró oro.
-dos
Oh posiblemente una hermosa flor.
-Tres.
Quizás una casca dita encontró.
-Ábrelos.
Lentamente los abrí. Y no podía creer lo que miraba. ¡Si existían! dios mío, ¿Es esto posible? o ¿estoy en una broma? si fuese eso, que buena broma.
ES posible que existan las Hadas y los duendes. Pues sí, si existen, aunque es tan irreal que me desmayaría.