Introducción.

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-¡Inútiles!, ¡no saben que es una orden!-gritaba el hombre de alrededor de cuarenta años con su arma cargada y un cigarro en la mano.
Los pobres nativos escarbaban bajó el sol de verano, los últimos días se la pasaban desenterando un edificio antiguo en medió del desierto y lejos, muy lejos de la civilización. La expedición estaba a cargo del arqueólogo Samuel Parker, un honbre de avanzada edad, y su guardaespaldas Jonathan Cooper, quien amenazaba a los trabajadores con su arma para que terminarán de desempolvar el lugar.
-Cálmate el lugar no se irá a ningún lugar- lo tranquilizaba el anciano blanco- no lo a hecho en mas tres mil años.
-Pero nosotros sí cuando nos descubran- dice frustrado seguido de meterse el cigarro a la boca.
-No lo harán, esté lugar sería el último en suponer que tiene sea explorado.
-Porque será- observando el panorama del desierto desavitado, exala su cigarro.
-El desierto alberga muchos secretos mi amigo- caminando a la sombra de una tienda, seguido de su amigó.
-Jamás me a gustado, lo detesto- dice con odio y exalando su querido cigarro.
-Y no odias eso- refiriéndose a su adicción.
-Esto- contemplandolo con una levé sonrisa- esto es mi sustento, mi vida depende de esto, de esto e sobrevivido en mi encierro.
-De eso te morirás a tu corta edad.
-¿Yo joven?- señalandose con el dedo que tiene el cigarro a punto de carcajearse- no confundas las edades, tu- señalandolo- tal vez me veas joven porque deseas rejuvenecerte.
-Pero e vivido al máximo, no he desperdiciado ningún dia de mi vida -examinado unos papeles.
-Tus últimos sí,- el anciano no responde- si fuera tu hubiera aprovechado esos catorce años en...
-Quince- réplica ofendió.
-¿No eran catorce ayer?-pregunta desconcertado.
-Estan por ser quince pronto- a la defensiva.
-Ja- burlón- entonces...- no termina cuándo se oyen los gritos de los trabajadores.
-¿Qué ocurre?- confundido caminando rápido a dónde esta el terror.
Su amigo lo siguió para descubrir que pasaba, los nativos estaban en bola rodeando algo y gritando del pánico casi inclinados. Al llegar se adentran entré los hombres que no seden fácilmente a moverse, para contemplar un gran agujero en medió de ellos. El anciano se acerca junto con su guardaespaldas al hoyo, adentro yacía los cuerpos sin vida de los trabajadores que habían estado escarvando en ése lugar. Alumbrados por el sol se notaba lo profundo que era, se notaban que estaba sostenido en columnas poco visibles.
-Santo cielo- dice en voz baja Samuel atónito de lo ocurrido.
Todos los hombres se aproximan al lugar susurrandose lo que ocurre. De adentro del agujero, un sonido como silbido asé eco desdé adentro, cada vez mas fuerte mientras que los hombres aún inseguros se acercan mas atraidos por tal sonido. Jonathan no parecía seguro de eso y se retiro un poco. Mientras que Samuel era de los mas atraidos. Cuando el sonido parecía mas cerca Jonathan se alarmó.
-¡Sam sal de ahí!- gritaba Jonathan mortificado.
Samuel lo ignoro. Poco a poco el suelo vibro sucediendo arena. Cuándo de la nada un aíre sale disparado como cañón del oyo acompañado de mucho polvo, que lanza a todos los presentes incluyendo al anciano lejos. Samuel calló sobre la arena a una distancia del hoyo. La nube de polvo llegó hasta el cielo cubriendo los hombres.

-¿Estás bien?- dice el hombre ayudando a parar a su compañero.
-Si- contesta Samuel tosiendo.
Los demás trataban de pararse e de correr a lo seguro del polvo, además del aroma que acompañaba el ambiente: un olor a putrefacción muy fuerte que emanaba del mismo; se tapaban las narices ya que el olor era penetrante en gran manera. Los compañeros hisieron lo mismo pero no con intenciones de largarse.
-Hay que preparar todo- dice el hombre- no hay que desaprovechar esta oportunidad.
-Los pobres no resistiran mas- replicó el anciano- hay que conseguir los cuerpos y regresarlos a sus familias.
-¿Y tu?- dejando a su amigo pensando. Samuel lo meditó por un momento.
-Mañana se explora- dijo aún en duda.
El aíre se avía dispersado un poco y algunos hombres trajeron linternas para alumbrar, lo único que importaba era recuperar los cuerpos, pero en realidad era irse.
Eso fue sólo el comienzo de todo.

Reencarnación (pausada permanentemente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora