Maldito Izan

8 1 0
                                    

Querida hermana,

Yo también soy bastante feliz. ¿Has tardado poco en escribirme no? Yo también te echo de menos Azu. ¿Quién es Tara? ¿Estás compartiendo piso? Espero que todavía no hayas perdido la cabeza del todo.

Ah, se me olvidaba. Ya les he dado aquel recado que me dijiste... A sí que hoy mismo saldremos hacia allí papá, los abuelos y yo. ¡Sorpresa! No sabemos la ilusión que les ha hecho saber que querías verlos y enseñarles tu nueva casa. Que bien educada te tengo.

Poncho y yo te damos los buenos días.

Con cariño, tu encantador y perfecto hermano mayor, al que tanto amas.

¡¿Pero qué coño ha hecho?! Esto no puede estar pasando. Lo voy a matar lentamente y pienso esparcir su cuerpo troceado por un río con cocodrilos y quedarme mirando como lo devoran poco a poco. ¡Pero será cabrón! Vale, que no cunda el pánico. Ahora lo único que tengo que hacer es...

5 horas después...

Vale, he limpiado y ordenado la casa, bañado a Tara y comprado un millón de juguetes, un comedero, bebedero, 2 camas súper blanditas, una caseta para la terraza, hecho la compra para tener llena la nevera... ah, y acabo de llegar de la peluquería, donde me han hecho la manicura y la pedicura, las cejas y me he cortado y tintado el pelo igual que la sirenita. Sí, creo que todo está perfecto. No podrán criticar nada. No tardarán en llegar a sí que mientras tanto, os voy a poner en situación.

Tengo una estatura normal, soy de complexión delgada, tengo un bonito y pequeño culo, las tetas puestas en su sitio y no muy grandes, y no tengo ni una sola peca por la cara. Tengo la piel más morena que blanca, aunque tampoco llego a ser morena, por lo que de vez en cuando me doy rayos. Siempre he tenido el pelo largo, castaño y con flequillo recto, además de unos rizos perfectos a lo pantene; por lo que he decidido arreglarme las puntas – lo sigo teniendo bastante largo – quitarme el flequillo, escalonarme el pelo y tintármelo como mi admirable diosa Ariel, la sirenita. Es mi princesa favorita. Me parezco bastante a mi hermano Izan, por no decir que somos casi idénticos. Él es el típico chico deportista, con abdominales, de ojos verdes claros (como mi madre y yo), alto, simpático, responsable... Enserio, que aunque no lo aparente, nos parecemos mucho, solo que cuando vivía mi otra vida, ahora estoy intentando ser diferente. Mi otro hermano y mi hermana se parecen más a mi padre y a su familia, mientras que Izan y yo hemos salido a la familia de mi madre, sobre todo a nuestra querida y reciente fallecida abuela Esmeralda. Cómo la echo de menos... la mitad de fotos que tengo en mi habitación son de ella. En fin, dejemos los sentimientos a un lado y volvamos a la actualidad.

- ¡Azura! – grita Izan desde la terraza.

- ¡Pequeño traidor! – grito mientras voy corriendo a abrazarle. Es increíble cuanto le echaba de menos... aunque sigo teniendo instintos asesinos hacia su persona – Hola abuelos, hola papá. – les saludo con dos simples besos. – Bueno entrar y sentaros. He guardado los cuchillos para evitar altercados, he limpiado la casa, he hecho la compra, he cambiado la contraseña de mi cuenta bancaria, me he comprado una perrita, me he cambiado el pelo, ya he hecho un amigo, la semana que viene tengo una entrevista de trabajo en una clínica privada de psicología... y creo que ya.

- Bueno, pues ya nos has evitado el interrogatorio. Estás guapa. Te favorece. – dice mi abuelo mientras se quita la chaqueta del traje y se sienta en el sofá.

La verdad es que la tarde transcurrió lentamente, muy lentamente... Creo nunca había mirado el reloj tantas veces por segundo. Y nada, que el tiempo no avanzaba. Todo fueron reproches, decirme lo loca que estaba, lo adorable que es Tara y lo bonita que es mi casa; aunque nada comparable con donde vivía antes, desde el punto de vista de ellos, obviamente. Aun así, he de decir que ha sido menos de lo que me esperaba. Por lo visto, Izan ya había intentado que entraran en razón. Cuanto le quiero. Siempre hemos estado muy unidos, como almas gemelas; incluso me acompañó al funeral de Carlos, mi ex. Todavía me visita en sueños... o más bien pesadillas.

- Azu, ¿estás bien? – me pregunta Izan mientras se recuesta conmigo en mi cama- Te has ido de repente a otro universo. ¿Qué te preocupa? – me aparta el pelo de la cara.

- Vuelvo a tener pesadillas con Carlos. Se fueron durante varios meses, pero desde que llegué aquí, han vuelto. Me persigue. Me acosa. Ahora me hace todo ese caso que no me hizo en vida. No lo entiendo...

- Le querías, es normal. O sea, no sé si es normal que te acose, pero sí que es normal que te acuerdes de él. Cuando mamá se marchó, estuve mucho tiempo soñando con ella, y al final cesaron. Simplemente, se esfumaron los pensamientos. Se fue sin más, Azura. No te despediste de él porque ocurrió de repente y de una manera un poco trágica y...

- Y en buena compañía – reí

- Cuando haces eso, das miedo, enserio, no lo hagas. A veces pienso que estás enferma – se ríe

- No, lo digo enserio. Siempre fue lejano, distante... raro. Ni siquiera recuero por qué empecé a salir con él ni como podía estar tan ciega. No me cabrea que se haya ido sin más, porque lo nuestro llevaba meses roto, sólo que ninguno habíamos dado el paso aún. Lo que me cabrea es que por si maldita culpa, ni crea en el amor ni confíe ni me crea la palabra de nadie. Creo que solo me fue fiel los 2 primeros meses, enserio. El muy cabrón... Por lo menos murió antes de echar ese polvo que tanto le apetecía. – sonreí – Se me pasará.

- Mejor dejemos esta conversación, porque si no tendré que encerrarte en un psiquiátrico. Nos vamos ya, pero vendré a verte en unos días, ¿vale? – me da un beso en la mejilla – Te quiero.

- Te quiero

Y ya veis... que bonito es el amor entre hermanos. Creo que no voy a dejar que se eche novia con tal de ser la única mujer de su vida. Sí, es una buenísima idea. Todo para mí. Bueno, tal vez cuando cumpla los 40 le deje hacerse una cuenta en Badoo, Meeting o en alguna página de esas de conocer a personas. Creo que el cansancio me afecta... ¿tú que crees Tara? ¿Estoy loca? Pues claro. ¿Cómo no voy a estarlo si estoy hablando con un cachorro? Aunque gracias a esta clase de terapia, me respondo yo sola, así que tal vez funcione de verdad... tendría que estudiarlo... puede salir algo interesante de aquí... Vale, se acabó entre conversación entre yo y yo misma. Buenas noches Tara.

oTCCHv+EQ,

Doble InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora