Bienvenida

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Quiero un perro, está decidido. Llevo toda la semana soñando con que un cachorrito se me presenta en la puerta de casa. Es una señal, lo sé, lo noto. Así que voy a ponerme ahora mismo a buscar por internet perreras y me recorreré todas y cada una de ellas, hasta que encuentre al perrito más cuqui del mundo. Mm no puede ser... ¡¿No hay ni una sola perrera en este sitio?! Imposible. Voy a preguntarle a mi vecino.

- ¡Hola, buenos días! – grito con un tono amable y empático que denota felicidad fingida. - ¿Hay alguien? ¡Soy la chica del otro día, tu vecina! – continúo gritando.

Desde luego quien me escuche va a pensar que estoy loca. ¿Quién se pone a gritar como si fuera un gallo a las 10 de la mañana? Pues yo, obviamente. Mierda. Esto me pasa por no haberle preguntado el nombre el otro día. Karma 1, Azura 0.

- ¡Buenos días vecina! – dice una voz masculina por detrás de mí desprendiendo pura felicidad. - ¿Llevas mucho tiempo esperando? Es que salgo todas las mañanas a correr, perdona.

- Oh no, no, para nada. Si acabo de acercarme ahora mismo. A mí es que no me gusta madrugar, y menos todavía correr. Pero oye, que yo respeto los gustos de todo el mundo y... Vale Azura, cierra el pico. Cierra el maldito pico. Estás espantando al chico guapo que tienes al lado con la camiseta sudada marcando abdominales... Vale. Ya está. Vuelve al mundo real.

- Supongo que para gustos colores – dice sonriendo tan ampliamente que parece que le hayan pinchado anestesia y no se le haya pasado el efecto todavía. - ¿Querías algo...?

- Azura. Me llamo Azura. Encantada – digo sonriendo mientras le tiendo la mano amistosamente para poder arreglar mi cagada monumentalmente de hace tan solo 2 segundos.

- ¡Qué nombre más bonito! – dice dándome la mano. – Yo soy Adam. ¿Y qué te ha traído hasta mi puerta, Azura?

- Oh sí, casi se me olvida. Verás, quería saber si por aquí hay algún refugio o perrera. Es que quiero adoptar un perrito, pero mis búsquedas por Internet no han dado resultados.

- Eso está muy bien. La verdad es que yo llevo queriendo tener uno desde hace tiempo pero nunca me decido a hacerlo. Entre unas cosas y otras... Aquí no hay nada de nada, pero conozco un sitio a los alrededores. Puedo acompañarte esta tarde si quieres y así me animo. – dice sonriendo demasiado ampliamente mientras se dirige hacia su puerta para evitar que le diga un "no" como respuesta. – A las 18 paso a por ti. – dice cerrando la puerta.

¡Tendrá cara! ¿Pero qué técnica es esa de largarse para evitar escuchar la respuesta de la otra persona? ¿Y por qué narices se ha pensado que podía decirle que no? Ni que me hubiera visto cara de pocos amigos. ¡Pues tengo muchos amigos! ¡Muchísimos! Aunque ya no me hable ni con la mitad y a la otra mitad la haya dejado tirada a varios kilómetros y kilómetros de aquí. Bueno, voy a bañarme un rato para quitarme este sofoco tonto momentáneo.

Uf, vale, ya son las 17:45 y estoy duchada, vestida de manera muy pero que muy informal, con el pelo suelto, el bolso preparado, los papeles para la posible adopción preparados y creo que ya. ¿Estoy nerviosa? No, son imaginaciones mías. Es el calor. Sí, el calor. Uf, me aburro. ¿Viene ya? Que lento es para ser un hombre. Mejor voy yo a por él, que si no nos darán las tantas.

- ¡¿Adam?! – vuelvo a gritar como esta mañana.

- ¡Ahora salgo! – me devuelve el grito. – Vaya, sí que eres puntual. Si aún faltan 10 minutos. Te estaba dando tiempo. – sonríe.

- Que va, es que soy muy rápida. – sonrío falsamente. - ¿Nos vamos? ¿Conduces o conduzco? ¿Está lejos?

- Vale, veo que eres una chica muy curiosa y a la que le gusta hacer muchas preguntas, jajaja. Sí, nos vamos ya y conduzco yo. Ah, y está a una media hora de aquí. – dice mientras nos dirigimos a su coche.

La verdad es que el camino no se me hizo muy... ¡Corto! Madre de dios. Se me ha hecho eterno. La verdad es que a Adam le gusta hablar y no me quejo, pero no soy la típica chica que a la primera de cambio se pone a hablar de cualquier cosa. No me gusta dar conversación ni que me den conversación. Cuando quiera hablar con alguien, pues ya mandaré indirectas. Menos mal que ya hemos llegado. ¡Qué ilusión! Vamos a ver si tenemos suerte.

2 horas más tarde...

Por fin estoy en casa, sana y salva. ¡Y acompañada! La verdad es que me ha costado mucho decidirme y me los quería llevar todos... pero ni Adam ni los trabajadores de la perrera me han dejado. Idiotas. Bueno, os presento a mi nueva mini inquilina, Tara. Es un cachorro labrador, blanca y preciosa. Me encanta. Le encanto. ¡Nos encantamos! Y además es una aliada perfecta que me comprende a la perfección, ya que al notar las ganas que tenía de salir del coche de Adam, ha decidido mearse en uno de sus asientos, junto con su hermano Simba, la nueva mascota de Adam. Él se ha reído, aunque se ha notado que mucha gracia no le ha hecho... pero yo me he descojonado viva, enserio, ni siquiera he podido disimularlo. En fin, Tara ya está dormida y yo voy a escribirle un mensaje a Izan.

Querido hermano,

Soy feliz, estoy bien y no me hace falta nadie. Diles a todos que dejen de enviarme mensajes como si de verdad me echaran de menos, dado que estoy felizmente casada con mi nueva vida. Y, bueno, a ti, querido hermano capullo abandona hermanas, espero que tengas una buena razón para no haberme enviado ni un mísero mensaje desde que me largué. Espero que tengas muchos remordimientos y que no puedas dormir por las noches.

Tara y yo te damos las no-buenas noches.

Con cariño, tu preciosa y perfecta hermana pequeña, a la que tanto amas.

Doble InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora