Pon tus sentimientos en acciones, no sólo palabras.

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Ushijima tomó al castaño por la cintura, deslizando sus manos hacia sus piernas; desabrochó el pantalón, y lentamente lo deslizó hacia abajo, llevándose consigo la ropa interior de Oikawa. El rostro de este mismo tomó violentamente un tono rojizo, mientras sus manos se dirigieron rápidamente y con una vergüenza terrible a cubrir su erección.

-No mires.

Había dejado de mirarle a los ojos, pues sentía que de verdad, si lo hacía, aquel que le devolvería la mirada podría derretirle en un sólo segundo.

Tōru sentía su corazón escapársele del pecho de la fuerza con la que latía. Se estaba arrepintiendo un poco, más por el hecho de que se sentía avergonzado, que por el acto en sí mismo. Pero el deseo de estar con el más alto le impedía huir de esa situación, además que ya estaba lo suficientemente excitado como para siquiera levantarse.

Las manos de Ushijima tomaron las del castaño, descubriendo su intimidad, para después separar sus piernas con delicadeza y empezar a acariciarle.

-Ugh...

Un ruidito salió de los labios de Oikawa, exaltandole. No se creía capaz de hacer ese tipo de ruidos hasta que el más alto se lo demostró de aquella forma tan peculiar, y pronto más de aquellos salieron de sus labios.

-Ushiwaka... No hagas eso...

-Pero lo estás disfrutando.

-¡Sí pero no lo hagas! ¡Voy a...!

No quería decirlo. Si lo decía se iba a humillar, aunque si se corría en las manos de aquel que le miraba tan profundamente, también iba a hacerlo. No sabía qué era peor.

-¿A qué?

-Me voy... A correr... No lo hagas...

-Hazlo, no me pienso detener.

"Maldito". Eso pensó Oikawa al sentirle acelerar los movimientos, su voz empezaba a descontrolarse. Y ahora se sentiría doblemente humillado porque tuvo que decirlo y de cualquier forma el más alto no sé iba a detener.

Sorprendido. Así estaba Ushijima cuando los labios de Oikawa rozaron los suyos y cuando se vio tumbado en la cama. No supo de dónde aquel castaño tomó fuerzas para cambiar posiciones, pero sí que seguramente estaba dejando un poco de lado su orgullo al deslizar su ropa interior hasta quitársela.

-Ahora es mi turno.

Cuando el mayor se dio cuenta, los labios de Oikawa ya estaban rozando la punta de su miembro, mientras el sonrojo cruzaba sus mejillas.

-Oikawa...

-Como sigas hablando, te mato.

La advertencia del castaño hizo callar al más alto. En realidad, no tenía necesidad de hablar, y menos con la vista que le dejaba observar el setter.

Con los nervios crispados, Oikawa comenzó a lamer y besar el falo del más alto, mientras este se dedicaba a verle fijamente. No era un experto, pero Ushijima sentía aquel toque tan cálido de su lengua, que empezaba a suspirar y jadear. Sus dedos se enredaban entre las hebras castañas, los ojos de Oikawa estaban cerrados, siguiendo el ritmo que la mano del de cabello oscuro marcaba suavemente.

Oikawa se detuvo para tomar un poco de aire, con restos de más que saliva en los labios, y sin avisar, el más alto volvió a cambiar posiciones, arrastrando bajo él el delgado cuerpo del castaño, quien dejó escapar un gemido de sorpresa por lo cuál se cubrió los labios, sonrojado.

Con rostro serio pero emoción en sus ojos, Ushijima separó las piernas del setter, quien se alertó.

-¿Qué estás haciendo?

Oikawa, ven a Shiratorizawa [UshiOi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora