Así que como un día normal, Amaru se encontraba en su oficina. Tranquilamente, hasta que alguien toco tres veces en la puerta.
—¡Adelante! —grito él, para que la persona que se encontraba detrás de la puerta entrara.
—Buenos días, ¿este es el despacho de Amaru Monti? —pregunto una mujer mientras asomaba un poco su cabeza.
—Sí, es aquí. Pase —La mujer muy tranquilamente entro en el despacho de Amaru —.Tome asiento, por favor.
—Gracias. —Y como él le dijo ella se asentó en una de las sillas que quedaban en frente de él.
—¿En qué le puedo ayudar?
—Quería comprarme un piso en las afueras de la ciudad. ¿Si puede ser?
—Claro, mire tenemos estos en oferta. —Así que Amaru cogió un catálogo que tenía en su cajón y se lo mostró a la mujer que muy interesadamente se los quedo mirando, ya que eran de su interés.
—Me interesa este. —dijo ella mientras que a señalaba el piso que le interesaba más.
—Perfecto, pues ahora mismo pongo que está vendido y mañana, si le parece, ¿cerramos el trato?
—Estupendo, pues mañana vengo y lo cerramos. —Le contesto ella con una sonrisa, de alegría.
—No, si le parece quedamos en un lugar más tranquilo, que aquí.
—Vale, ¿entonces donde seria?
—¿Sabe dónde está la estación casi abandona?
—Sí.
—Pues ahí, es un lugar muy tranquilo y perfecto para cerrar un trato.
—De acuerdo. —Entonces ella se levantó de la silla y le estrecho la mano a Amaru, por haberle ha conseguido el piso.
—Que tenga un buen día. —Le dijo Amaru antes de que la mujer cerrara la puerta por última vez ya que no volvería a la oficina...
