Me levanto, cogo ropa y me voy al baño. Cuando ya he acabado voy a la cafetería a coger mi menú y asentarme en una de las mesas más alegadas de la gente.
Al acabar, pongo rumbo hasta la estación abandonada para poder cerrar el trato.
Una vez que ya estuve ahí, comencé a buscar a la mujer del otro día, pero no la vi así que a lo mejor todavía no había llegado. Así que como no estaba ahí decidí ir a comprar dos café por si de mientras nos entraba sed.
Cuando ya los tuve, volví a la estación para ver si la mujer había llegado. Y si ella estaba en un banco de madera esperando tranquilamente.
—Hola, señor Monti. —Me dijo mientras que se ponía de pie.
—Hola, oh no ya puede seguir asentada. —Entonces tal y como le dije la mujer se volvió a sentar en su lugar.
—Y bien... ¿Cerramos el trato?
—Claro, pero antes, ¿quiere café?
—Está bien —Entonces yo le tendí el vaso de café que acababa de comprar recién —.Gracias.
—Pues bien, solo me tendrá que rellenar esta página y firmar en esta. —Le dije mientras que se lo iba enseñando.
Así que ella tranquilamente comenzó a rellenar la primera página, cuando estuvo bebió un poco del café y después firmo. Cuando estuvo de hacer todo aquel papeleo, se terminó de beber el café.
—Pues muy bien esto sería todo. Felicidades por su piso nuevo.
—Gracias. —Entonces después de decirme aquello se fue durmiendo lentamente, mientras que su cuerpo se caía para atrás.
Como ella ya había quedado en un sueño profundo, la cogí y la comencé a llevar hasta las vías. En donde la coloque estirada en el medio de ella y ya solo lo único que tenía que hacer era esperar al tren.
Y por fin aquí estaba, entonces en aquel momento el tren se fue acercando a ella poco a poco y lo que paso fue pasando poco a poco.
El tren llego hasta ella y le paso por encima, partiendo ese cuerpo en cachos. Una vez que el tren termino de pasar por encima de ella sé me dibujo una sonrisa en mi rostro y me fui de ahí.