Confesiones

683 74 11
                                    

Delhar entro pálido y agitado al estudio de Will, no podía recuperar el aliento y su mirada era intensa, Will dejo de escribir y su estómago se elevó. Miro con la misma intensidad y medio a su sirviente. Hannibal había despertado.

-¿Hace cuánto?- Delhar balbuceó algo que Will no entendió

-Un par de horas...ahora está en los jardines- el erómeno no estaba listo, dejo caer el peso de su espalda contra el respaldo e inhalo- Leander le ha visto desde el segundo piso de la casa hasta los jardines, estaba tomando el sol- se acercó temblando a Will. Delhar no sabía que pensar ni sentir, sentía miedo pero por que no sabían ahora que pasaría y con la condición de mortal de Hannibal.

-Dame unos minutos a solas y luego iré con él- Delhar retrocedió y cerró la puerta cuando salió. El castaño se levantó de su silla y miró por la ventada, a través de las cortinas blancas de seda pudo ver la silueta dorada de su maestro. Su corazón se detuvo y lágrimas de felicidad rodaron por sus mejillas pero poco a poco se fueron convirtiendo en dolor, una a una. Solo el hecho de pensar que lo pudo haber perdido por no confiar en él, por no decirle toda la verdad sin omitir nada, hacerle pensar que su amor no era correspondido.

- "Tu corazón está un poco resentido con Hannibal..."- recordó las palabras de Abigail y era cierto.

Tomo aire y valor, dio la media vuelta y camino lento por el pasillo para bajar al jardín, desde el último cuarto Delhar y Leander lo miraban. Una vez que Will bajo casi la mitad de las escaleras y los dos amantes lo perdieron de vista, corrieron para ver. Will se quedó sin aliento al ver la gran sonrisa de Hannibal, recargado contra el gran arce y disfrutando del viento, sus largas pestañas doradas adornaban sus ojos cerrados. Camino con lentitud y se detuvo frente a él. Hannibal escucho los pasos de su erómeno, abrió los ojos y lo contemplo: vivo. Sus miradas eran intensas y con el remolino de las emociones a flor de piel; el moreno abrió la boca pero no dijo nada, en su lugar lagrimas amargar salieron de sus ojos y cayó sobre sus rodillas, cubrió su cara con ambas manos, con un llanto histérico resonando en el lugar. Delhar comenzó a llorar también pero los brazos de Leandro lo consolaron,

Hannibal se puso pálido ante la reacción de Will, se puso de pie y se puso de rodillas frente a Will. No sabía qué hacer.

-Will...- susurró, el moreno tembló al escuchar su nombre de los propios labios de su maestro, tantos días sin sentirlo ni escucharlo, su corazón se desgarraba en una combinación agridulce de sentimientos- Vamos, deja de llorar, todo está bien ahora. Los dos estamos juntos- le decía mientras lo rodeaba con sus brazos.

-Pudiste haber muerto...me dijiste la verdad a medias- Hannibal acarició su espalda y con su mano libre aparto las manos de la cara del joven. Rojo y mojado le regreso la mirada, Will sentía un alivio, Hannibal lo tomo de la barbilla y con su mirada rota beso su frente.

-En verdad lo siento, mi miedo y mi obsesión a perderte me hicieron sobre pasar los límites tuyos, perdóname Will- el joven negó con la cabeza, el rubio sabía que lo mas sabio era dejarlo llorar hasta que se quedara dormido y así paso. Después de unos minutos Delhar bajo con Leander y este se ofreció a cargar a Will ya que Hannibal por sus heridas no podía hacerlo.

-Gracias- Leander asintió con la cabeza

-Hannibal...¿cómo te sientes?- miró sus rodillas y sintió las piedras hacer marcas en ellas, sonrió levemente y con cuidado se puso de pie

-Vivo, al fin vivo- Delhar entendió el mensaje- Por favor, dejen a Will descansar lo necesita, se ve un poco descuidado y me temo que es por mi culpa...pobre Will, le hecho mas daño de lo que he querido- Delhar negó con la cabeza y con una sonrisa

Maestro y Discípulo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora