El Danonino Y La Pelirroja

II

Pov de La Pelirroja.

Despues de lo de hoy necesitaba despejarme, asi que sali a dar un paseo. Me dirigi al puerto, al llegar la brisa marina no tardo en ondear mi pelo. Me tranquilice. Era un lugar muy calmado y hermoso. Me apoye en el borde y observe el mar, hasta que un gran barco se topo enfrente de mis ojos. Lo mire impresionada, era enorme. De el barco se bajaron varios hombres vestidos elegantemente.

- Mira... Ese debe ser el barco en el que vienen los embajadores del Reino vecino.-le murmuro una chica a otra.

- Si, he oido que tambien viene el principe heredero.-le murmuro la otra.

- Si, no ¿es increible?- exclamo la otra.

- Si-dijeron a la vez mientras que reian.

Suspire. La verdad no tenia ganas de ver como otro "pez gordo" venia a intentar quedarse con nuestra ciudad, siempre habiamos sido un pueblo independiente, no necesitabamos ningun rey que se aprovechara de nuetras riquezas. Decidi marcharme de alli. Me escabulli entre la multitud, pero cuando estaba a punto de salir choque contra alguien. Cai al suelo.

-Perdon...-dije mirando con quien me habia chocado, no tarde en percatarme que era uno de ellos, de pronto mi animo cambio drasticamente, no soportaba a la gente como ellos.

- ¡Oye tu, la proxima vez mira por donde v...!Perdon Señorita, dejeme ayudarla -dijo mientras se quedaba mirandome y me ofrecia la mano para ayudarme a levantarme.

- Gracias, pero no gracias-dije apartando su mano y levantandome.- siento a ver chocado con Usted.-dije marchandome.

- Espere...-dijo agarrandome de la muñeca-... Bonito colgante el que lleva... ¿me lo prestaria un momento por favor...?-pregunto sonriendo haciendo que las dos muchachas de antes "enloquecieran".

Pov de Narrador

La joven sonrio con sarcasmo.

-Claro que... ¡NO!-dijo soltandose y marchandose del lugar.

-Eso ya lo veremos...-susurro él sonriendo malevolamente.

La Pelirroja paseo hasta el mercado. Ninguno de los puestos le llamaba mucho la atencion.

- Oiga Señorita, venga venga, acerquese y pruebe uno de nuestros maravillosos tomates.-le ofrecio el vendedor.

- Eh... no gracias-respondio.

- Vamos Señorita, tengo ocho hijos a los que alimentar, y el negocio no va muy bien ultimamente...porfavor-le suplico.

Ella suspiro.

-Esta bien, le comprare uno...-dijo sacando un par de monedas.

- Son 15 monedas...-respondio el hombre estendiendo la mano.

- O_O ¿¡QUE!?... Eso es un robo- respondio enfadada.

- Vamos Señorita piense en esos niños...-dijo sonriendo.

- Ufff... Esta bien-respondio dandole las monedas.

-Eh... Vaya le faltan monedas... pero ese colgante... con el podria pagarlo todo y se ahorraria esas monedas.-le anuncio el hombre.

- Lo siento no esta a la venta...-respondio firme.

- Vaya es una pena... -dijo sujetandola, sacando una daga y poniendosela en el cuello- mi Señor quiere ese colgante, si no me lo da por las buenas, tendra que venir conmigo...-le dijo.

- ¿¡Que!?-grito la joven intentando liberarse.

- No podras escapar, vamos anda-dijo empujandola y amenazandola.