*Narra Perrie*
La penumbra rodeaba la habitación, con apenas una lámpara encendida en una esquina.
Yo, mientras, seguía vomitando.
Zayn me cogía mi despeinado pelo, y me agarraba la mano, mientras yo con mi otra mano me sujetaba el vientre.
Eran las cuatro de la mañana. Yo llevaba así desde ayer, vomitando. Temía que se estuviese incubando algún virus en mi interior.
Cuándo conseguí parar, cogí una toallita, y me limpié la boca con ella, y reteniendo arcadas.
Zayn le dio al botón del váter, y toda mi comida que ingerí el pasado día se esfumó.
Suspiré.
-Mañana vamos al medico-avisó Zayn.
-¡No hace falta...!-me dirigió una mirada que proyectaba preocupación.
-Sí. Y punto.
Asentí lentamente con la cabeza, mareada.
-Señores Malik, pasen.-nos invitó el médico. Tenía el pelo muy blanco, cómo sus dientes.
Nos sentamos cada uno en las sillas que había junto a la mesa perteneciente al doctor, que según su placa, era D. Williams.
-¿Estoy enferma?-le pregunté.
-No... No, claro que no.-me aseguró.
-¿Entonces?
-Esta usted embarazada de dos semanas, señora Malik.
Abrí los ojos ampliamente, al igual que Zayn, al que veía por el rabillo del ojo.
-¿¡Embarazada!?-pregunté asombrada.
Zayn sonreía.
-Felicidades.-nos dijo el señor.
-¡ZAYN!-lo abracé una vez salimos de la consulta.
Me cubrió a besos, mientras yo reía.
-Vamos a ser padres.-susurró.
-Qué emoción. Y compraremos cosas, y el nombre, y su habitación y...
Zayn se carcajeó.
-Tranquila, hay nueve meses por delante.
Lo besé de nuevo, feliz.
Miré el móvil. Tenía quince llamadas perdidas entre Jesy y Leigh-Anne.
Llamé preocupada a Leigh-Anne.
Me lo cogió al primer toque.
Algo que me preocupaba, ella a veces hasta no cogía el teléfono por pereza.
-¿Qué está pasando, Leigh?
-Jade ha... desaparecido. Tres días sin que nadie la haya visto, Perrie.
El corazón se me paró, o sentí algo parecido.
Jade.