«Ya está aquí»

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Un mes y medio después.

-Nunca había visto a alguien comer tanto, eso de los antojos te hará perder la figura, amiga- le enseño mi dedo corazón, Bambi se ríe y sale de la cocina.

Continúo comiendo mi emparedado con carne y pizza, si, le metí una pizza a un bollo de pan.
El teléfono de la casa sonó desde la sala, pero me siento muy perezosa para ir a contestar.

- ¡Bambi, contesta!- grito con mi boca llena de comida, he sonado como una foca ahogándose.

- ¡Hazlo tú!

- ¡Yo soy la embarazada, no tú!- no me responde y tampoco suena el


teléfono, me encojo de hombros y le doy otro mordisco a mi bella creación.

Unos minutos después mi amiga entro a la cocina con la cara pálida y una


expresión de terror.

-Aixa, ya está aquí.

El emparedado se escurre de mis manos y abro mi boca con asombro, me levanto de la silla y salgo corriendo a mi habitación. Busco mi celular y lo encuentro entre una pila de ropa.

-Aixa, respira, recuerda lo que te dije, es mejor andar diciendo la verdad que mintiendo para estar bien. Honestidad, eso es todo.

-Alix, no puedo decirle- mi voz salió ronca, trague saliva y con ella mis lágrimas. -No estoy lista, solo han pasado casi dos meses.

-Si no le dices tú se lo dirá Loretta.

-Si no es Loretta será cualquiera de su familia, recuerda que por la emoción ese día llamo a todos.

-Que se entere por ti, no por otra persona- gruñí y respire hondo.

-A veces te odio.

-Yo te amo, ahora déjame cocinar, a Bambi no le gusta el pollo frito quemado- antes de decirle que se vaya a la mierda me cuelga.

Paso mi mano entre mi cabello sintiendo como el mundo se me viene encima.

Una vieja amiga de las calles me dijo un día que las pruebas tienen varios


niveles, difícil, muy difícil, ganas de rendirse, ganas de quedarse callado y por último, ganas de huir. Yo estoy en la última etapa.

Mi celular vibro sobre mi mano, conteste la llamada y antes de poder decir algo Loretta me dijo que su hijo esta camino a la casa.

- ¡Bambi, él viene para acá! ¡Loretta lo envió con la excusa de llevarle una vieja mesa!- corro por las escaleras. Bambi me miro mal desde la sala de


estar.

- ¿Cuántas veces te he dicho que no corras por las escaleras?

-Me vale mierda lo que tú me hayas dicho, Zachary Bowers viene en camino y aun no sé qué decirle- la tomo de los hombros y la agito con


desesperación.

-Que tal, «Hey, me embarazaste, maldito imbécil»- me quedo seria


mirando a mi amiga, que solo suelta carcajadas y se retuerce sobre el sofá.

-Por eso es que llamo a tu novio, el sabe dar consejos- le saco la lengua y me dispongo a irme a mi habitación, pero el sonido de la puerta me detuvo.

- ¿Quién eres y que haces en mi casa?- su preciosa voz de nuevo. Cierro mis ojos unos segundos y respiro hondo antes de abrirlos y girarme. - ¿Aixa?

-Hola, Zachary- rasco mi nuca incomoda, mis mejillas arden de la


vergüenza, Dios, se me está haciendo costumbre encontrarlo de esta manera.

- ¿Qué haces aquí?- se cruza de brazos y enarca una ceja.

-Hola, Bowers. Creo que deberían ir a un sitio a conversar, vayan al jardín trasero y discuten del tema, ¿bien?- miro con agradecimiento a mi amiga.

Zachary con una expresión de pura confusión me siguió hasta el espacioso patio, me senté en una de las bancas y el solo se quedo de pie aun cruzado de brazos.

-Quiero saber que haces tú y Bambi en mi casa.

-Bien, te diré, pero mantén la calma. Dos meses después de aquel encuentro en tu hogar yo presente varios síntomas un poco extraños, mi amiga los noto y como precaución me trajo una prueba de embarazo... -el


rostro del chico se desfiguro con asombro, baje mi mirada y mordí mi labio.

-Dio negativo, ¿cierto?

-No, tengo casi cuatro meses de embarazo- pude escuchar como bufaba, se sentó a mi lado con pesadez. Espere varios minutos que gritara o que me dijera algo, pero solo se quedo mirando a la nada.

-Mamá lo sabe y por eso estas aquí, ¿cierto?

-Al día siguiente que me entere fui a buscarte, pero te habías ido. Tu madre me atendió y estaba tan alterada y tan mal que preferí decirle a ella.

-O tal vez estabas tan necesitada que preferiste decirle a ella- fruncí mi


ceño, él me miro con burla y sonrió con ironía. -Sé de dónde vienes, Aixa, mi amigo me lo conto y tal vez todo es un plan. Te embarazas de un chico con dinero y luego le dices a la madre bondadosa, que te dará un hogar gratis, ¿no?

-Jamás haría algo así, si estoy quedándome aquí fue porque tu madre no me dejo decidir.

- ¿Cómo creer que ese bebe es mío?, eres una zorra que viene de la calles.

Mire con ira al chico, él solo seguía con esa sonrisa de estúpido, sin pensarlo y con muchas ganas le solté un puñetazo a su rostro.

-Podre venir de las calles, pero nunca sería una zorra. Lo que paso contigo fue un error, que acabo en otro error- al momento de analizar mis palabras me lleve una mi boca y otra a mi vientre.

«Lo siento, bebe. No eres un error, el maldito de tu padre si»

-Retírate, dile a tu madre que una semana nos iremos de aquí y que


cumpliré mi promesa- sin dejarlo decir otra cosa me di vuelta, corrí hasta mi habitación donde me tire a mi cama llorando.

«Otro rechazo, cada día duelen mas»

-No deberías llorar por una escoria- mire a Bambi, estaba recargada sobre el marco de la puerta.

-Nunca debí decirle- susurre, ella camino hasta mí y me abrazo.

-No lo necesitas, me tienes a mí, a Alix y casi toda la familia Bowers- reí por su comentario. -Ese bebe obtendrá tanto amor como cualquier otro.

-No quiero que le pase lo que me pasó a mí.

-No va a pasar, te lo prometo- me guiño un ojo y me abrazo con más


fuerza.


Aixa [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora