Esa mañana, tan pronto como Gerardo se levantó comenzó a guardar el equipaje en el auto.
Hizo un momento para tomar un café y luego continuó revisando el coche.
María y Cristian despertaron a la vez que Gerardo se iba.
M: ¿Cómo estás, Cristian?
Cr: Bien... (Su cara de cansado decía lo contrario).
María va a buscar los ingredientes para el desayuno.
Al llegar Gerardo, ella ya había llenado la mesa del comedor con cosas para poner en el auto y a él no le quedó opción más que subirlas todas. Por otro lado, Cristian parecía despreocupado, como si no le importara mudarse. Él se encontraba escuchando música en su habitación. En un momento se levanta, toma su ropa y se viste cómodamente para viajar. Al llegar al coche, se sube y sigue escuchando música. Pero está muy cansado, se recuesta para dormir. En ese momento Gerardo entra al auto, de una forma relajada y algo cansada, prende la radio:
Gr: ¡Qué buena canción! Cristian, ¿Cómo se llama?
Cr: Déjame dormir, por favor.
Gr: Necesito decirte algo. Si no quieres hablar ahora no importa, pero te lo pierdes.
Cr: ¿Qué? ¿Dé que quieres hablarme?
Gr: Nada... Primero que la escuela a la que iras, es la única en Trank, así que trata de integrarte y espero que seamos bien recibidos. ¿Tú que esperas?
Cr: ¿Tengo que responder? (Gerardo asiente con la cabeza) Creo que necesitamos ser bien recibidos, no es algo que pueda ser prescindible.
Gr: veo...
El escribano llega, saluda a Gerardo y entra a la casa. María no tuvo que decirle mucho, sólo entregarle las llaves. En cuanto el escribano se fue, maría siguió arreglándose. Al estar lista salió de la casa, subió al auto y preguntó:
M: Gerardo, ¿tú sabes por qué Cristian duerme tanto? (Y dice por lo bajo) creo que está evadiendo el trabajo de empacar...
Gr: (despreocupado) Es algo normal a su edad. No sospeches tanto... tranquila.