Capítulo 8: Clarine en bancarrota:

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Gerardo llega, saluda a María y a Cristian y pasa a su cuarto para cambiarse.

Mientras comían María se acordó del sobre marrón, y le comentó a Gerardo:

Gr: María, ¿Qué era lo de la sopera ayer?

M: Mis padres me dejaron cartas escondidas allí. Y al fondo había un sobre. Es una larga historia pero hay que entregarle un sobre a mi abogado, que tiene los testamentos de mis padres para tramitar la herencia.

Gr: ¿Cómo? ¿No era que no había?

M: Mis padres los escondieron para que Clarine no se quedara con todo. Ahora tenemos que apurarnos porque si no perdemos lo que es mío.

Gr: Veo... es grave.

M: Sí-aprieta los labios-.

Comieron tranquilos. Cuando terminaron Gerardo le pidió el sobre a maría y fue con Cristian a hablar con el abogado:

Gr: Buenos días, Martín.

Abg: ¿Cómo estás Gerardo?

Gr: Bien, gracias. Te traigo los testamentos de mis suegros por el tema de la herencia. ¿Es válido?

Abg: Por supuesto-Los toma y lee-. Sí que eran una parte importante.

Gr: Es muy valioso. Y necesitamos que sea rápido.

Abg: Muy bien. Veré que puedo hacer. A más tardar esta tarde te llamo y te aviso si ya está.

Gr: Muchas gracias.

Gerardo sale del estudio jurídico y se dirige a la plaza. Allí llama a su hermana Ana para invitarla a tomar el té esta tarde. Luego va al supermercado:

Gr: ¿Qué bebida puede servir para un brindis, Cris?

C: Algún espumante... no sé.

Gr: Claro... Llevaré este-Saca una champaña-.

Ya fuera se dirigen a la panadería:

Gr: ¿Quieres comer facturas?

C: ¿Qué facturas le gustan a tía Anita?

Gr: Cualquiera que sea con dulce de leche. ¿A ti cuales te gustan?

C: Me gustan las que tienen coco y crema.

Gr: -Ordena las facturas- Hola. Dame una docena: seis facturas de dulce de leche, cuatro medialunas dulces y dos de crema y coco. ¿Cuánto es?

?: Serían veinte pesos.

Gr: Tome.

A la tarde, Anita llegó a la casa de María:

-Suena el timbre-

Gr: Debe ser Anita-Abre la puerta-¡Hola Anita!

An: ¿Cómo estas, Gerard?

Gr: Bien, gracias. Pasa, por favor.

An: Tienen una linda casa... ¿Cómo estás, María? ¡Hola Cris!

M: Bien, gracias. Siéntate, por favor.

C: ¡Hola tía Anita!

Gr: Ya viene María. Está haciendo el té.

An: Y no sé, cuéntenme como era cura Brochero...
Gr: Tranquilo. Es un pueblito chiquito y tiene cuadras inmensas.

C: Sí. Son muy grandes los lotes.

-Entra María-

M: Aquí está el té. Sírvanse las facturas que quieran.

C: Compramos facturas de dulce de leche sólo porque venías tú, tía.

An: Es muy amable de su parte.

Gr: Por favor, si eres mi hermana. ¿A caso no puedo agasajarte?-Hace una pausa- Estoy esperando una llamada.

M: ¿De quién?

Gr: Del abogado-Encara a Ana-Vamos a volar a Clarine.

-Suena el teléfono-

Gr: Debe ser él-Va a contestar al pasillo-.

M: ¿Cómo has estado, Anita?

An: Bien. No sabes cómo estuvo Trank. Luego de que se fueron, Clarine se metió a su casa y no salió más por dos años.

M: Ajá. Como diciendo me borro para que no hablen de mí.

An: Exactamente.

-Entra Gerardo con un vino espumante en la mano y tres copas-

Gr: María, sólo tienes que ir a reclamar las cosas que te pertenecen-Sirve la bebida- ¡Salud!

An: ¡Salud!

M: ¡Salud!

C: ¿Por qué brindan?

Gr: Por que Clarine se calme y deje de fastidiar.

C: Entonces, ¡Salud!-Y tendió el té. Gerardo, Ana y María rieron vivamente-.

La tarde se pasó rapidísimo, todos charlaron de la mejor manera acerca de temas diversos. Al caer la noche, Ana tuvo que irse:

An: Bueno... Tengo que irme a mi casa a hacer la cena. ¡Ha sido un gusto!

Gr: Tienes que venir otro día.

M: Sí. Nos hace falta charlar así.

C: ¿Algún día vendrás con tu familia?

An: Claro que sí, Cris.

-Salen afuera-

An: ¿Por qué está fuera esa baldosa?

M: Es que allí se encontraban los documentos.

An: Claro...-Dijo con un tono extraño, y se retiró sin más-.

La cena fue algo de lo más simple, unos fideos con manteca y la familia entera se fue a dormir, sin complicación alguna.

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