Leyendas Guaranies

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El Irupe 

  Esta leyenda ocurre en las orillas del río Paraná, donde vivía el cacique Ruichá Tacú, que gobernaba una tribu de hombres muy aguerridos en la que sobresalía uno: Pitá. Este hombre, estaba enamorado de la hija de Ruichá Tacú, Morotí. Pitá y Morotí, se amaban mucho, pero siempre se obstaculizan piedras en el camino...

Un día, Morotí andaba paseando con sus amigas cerca al río Paraná y quiso presumir del amor que Pitá sentía por ella, lanzó su brazalete de oro al fondo del río y le dijo a sus amigas que, Pitá iba a recogerlo pues la amaba tanto que no quería verla triste. Sus amigas le dijeron que era muy peligroso, pues el río era muy bravo, sin embargo, ella dijo que Pitá era el mejor nadador y que por su amor, se iba a lanzar.

  Llamó desesperadamente a su enamorado:


Pitá, Pitáaa, se ha caído mi brazalete al río y quiero que lo recojas!"

En su inmenso amor, Pitá se lanzó al río y nunca mas salió, Morotí, desesperada, mandó a llamar al brujo para que le diga que había pasado. El brujo analizó el río y le dijo, que Pitá estaba bien, pero que ahora está en el fondo de los mares con I-Cuña-Payé, quien era la hechicera de los ríos, ella se había enamorado de él y le había prometido todas sus riquezas a cambio que se quede con ella a lo que Pitá había accedido.

   Desesperada Morotí, se lanzó a los ríos y logró salvarlo de las garras de I-Cuña-Payé, y al emerger a la superficie, salieron en forma de una hermosa flor de pétalos rojos y blancos, así transformados, ofrecen su amor y belleza a todo el mundo.

   Desesperada Morotí, se lanzó a los ríos y logró salvarlo de las garras de I-Cuña-Payé, y al emerger a la superficie, salieron en forma de una hermosa flor de pétalos rojos y blancos, así transformados, ofrecen su amor y belleza a todo el mundo

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El Yaguareté-abá

  Literalmente, el hombre tigre. No se trata, por supuesto, de un tigre asiático, sino de la versión sudamericana de este felino, el jaguar (también llamado yaguar o yaguareté). Se les conoce como aborígenes que han llevado a cabo un pacto con el Diablo, y por lo tanto con regular frecuencia sufren una metamorfosis nada lejana a la del hombre lobo europeo o el de Sudamérica. Para realizar la transformación, es necesario que se tiendan sobre un cuero de jaguar durante el principio de la noche, sobre el cual giran de izquierda a derecha hasta quedar convertidos en esta suerte de monstruo. Para regresar a su aspecto original, debe formalizar la operación al revés (es decir, tendidos en el cuero de jaguar, girar de derecha a izquierda).  

  Son completamente carnívoros y antropófagos, extraordinariamente peligrosos para las poblaciones circundantes, las que culpan la desaparición de sus habitantes al yaguareté-abá. Ha sido visto como un tigre de cola corta o sin ella, con la frente carente de pelos, a veces con la mitad anterior animal y la posterior humana. Algunos reportes han mencionado que si bien su cuerpo es de yaguareté, sus extremidades son humanas, lo cual le permitiría acechar desde la impunidad de las arboledas.  

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