Los delgados dedos de Magnus apretaban una y otra vez el mismo botón del control remoto, observando los diversos canales que duraban solo un segundo, antes que fuera reemplazado por otro. Si Alec estuviera en casa seguramente le arrebataría el control de su blanca mano y lo lanzaría por la ventana, para así asegurarse de que dejara de cambiar y por fin viera un programa.
El solo recordar a Alec, hace voltear rápidamente a Magnus para atrás, tratando de asegurarse que el susodicho no se encontrara a su espalda observándolo con los brazos cruzados. Un suspiro de alivio y decepción salió de sus labios al comprobar que Alec aún no llegaba del instituto. Sin tener nada mejor que hacer y con la falta de compañía, regresó su vista a la pantalla, mientras subía sus largas piernas a la pequeña mesita que se ubicaban en medio de la cómoda sala, iniciando de nuevo la tarea de presionar el botón del control una y otra vez.
Con cada movimiento que las manecillas del reloj daban, Magnus comenzó a sentirse desesperado y aburrido. Al escuchar como con cada tic tac se marcaba un segundo más en la que el permanecía en la completa soledad. Y el hecho de que su arándano estuviera de viaje en Grecia, o Raphael en el instituto de Europa enseñando a los jóvenes cazadores de sombra historia, le provocaba extrañar más a Alec. Ya que él, era el único que permanecía en casa.
Despegando por un momento sus ojos de gato de la pantalla, comenzó a buscar al presidente Miau a lo largo de su casa, tratando de ubicar a su viejo y mascotal amigo para que lo acompañara en esa mañana. Pero al parecer el gato tenía mejores planes en la calle, ya que a primera hora salió huyendo por la ventana de la sala, dejando a un lado la oferta de permanecer todo un día en las piernas de su dueño. Claro que la oferta sólo le duraría hasta que la puerta fuera abierta y revelara a un cazador. Entonces seguramente sería lanzado de las piernas de su amo sin consideración.
Sin poder soportar más las noticias matutinas y sin encontrar al presidente, Magnus apago la televisión. Eran las nueve de la mañana y los primeros rayos del sol se estaban filtrando por la ventana, con un suave y elegante movimiento se levantó del sofá y se dirigió a su habitación.
La cama estaba completamente desatendida y sola, tal como en el amanecer cuando estiró su brazo para tomar la cintura de Alec. Según el gran brujo tenía entendido del surgimiento de un problema en la ciudad muy temprano, en donde la clave solicitaban la ayuda de todos los cazadores de la ciudad. Magnus aún podía recordar a un Alec adormilado sentado en la orilla de la cama, vistiendo la pijama de rayas que le había obsequiado unos meses atrás.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro puntiagudo al imaginar de nuevo a un Alexander con apariencia de cebra sonreír, mientras tallaba sus ojos azules. Magnus al verlo se quiso levantar para poder acompañarlo hasta la puerta, o al menos para poder prepararle una taza de café que permitiera ahuyentar el sueño del cazador, pero la negación y el dedo en los labios de Alec lo detuvieron mientras intentaba salir de la cama, volviendo a recostarse cayó en un sueño profundo.
Sin saber muy bien que estaba haciendo y dejando a un lado los recuerdos, tomo su saco negro del armario y salió de su casa.
Nueva York estaba fresco aún cuando los rayos de sol matutinos escapaban de entre las nubes grises del cielo, en donde se podía reflejar cómo el mes de marzo estaba a punto de terminar al igual que el invierno.
Disfrutando de un café que compró en un puesto de la calle y del clima de ese viernes por la mañana, comenzó a caminar por las calles de la ciudad escuchando su música favorita con unos pequeños audífonos, observando a su alrededor se fue maravillado con cada cosa que dejaba a su paso.
Nueva York era su ciudad favorita del mundo y no sabía porque, si el tráfico era el peor y la larga línea de automóviles que se alargaba a su lado, lo comprobaban.
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"Malec" Duele Como El Infierno
FanfictionUna habitación no solo guarda objetos, sino también sentimientos y recuerdos. Un día en que su familia lo dejo solo para ir a hacer sus actividades diarias, Magnus Bane se dirige a su antiguo departamento, en donde al quitar la ligera capa de polvo...